Un nuevo estudio describe un método innovador para detectar posibles sondas extraterrestres cerca de nuestro planeta: consiste en utilizar la sombra de la Tierra como filtro natural, para eliminar la interferencia de los satélites creados por el ser humano y los desechos espaciales.
Un equipo internacional de científicos dirigido por la investigadora Beatriz Villarroel, del Real Instituto de Tecnología (KTH), en Suecia, propone utilizar la propia sombra de la Tierra como un “filtro natural” para identificar sondas o artefactos tecnológicos extraterrestres que pudieran ubicarse en el área de la orbita terrestre.
La idea, desarrollada en un estudio publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, aprovecha que en el cono de sombra de nuestro planeta la luz solar directa no puede reflejarse desde satélites y restos orbitales, una condición que crea una interesante oportunidad para buscar objetos que emitan luz en forma independiente.
Superando el «ruido visual»
El principal desafío que enfrentan los investigadores tiene que ver con el «ruido visual» en nuestros cielos, que están saturados de satélites y fragmentos orbitando la Tierra: esa contaminación óptica dificulta distinguir señales inusuales. La base de la sombra terrestre se extiende entre 8 y 9 grados para objetos en órbita geosincrónica, a alrededor de 35.700 kilómetros sobre la Tierra.
La propuesta parte de un razonamiento simple pero poderoso: si durante la noche se exploran imágenes que apuntan dentro del cono de sombra terrestre, la mayoría de los destellos originados por equipos humanos quedan eliminados, por lo cual cualquier brillo inesperado o emisión lumínica autónoma podría ser un candidato interesante, según explica Universe Today.
Para demostrar la viabilidad del método, el equipo analizó datos de grandes sondeos astronómicos, entre ellos imágenes del Zwicky Transient Facility (ZTF), y aplicó algoritmos automatizados para rastrear trazas luminosas dentro de la región sombreada.
La búsqueda, según los autores, produjo miles de candidatos: la mayoría pudieron explicarse como meteoros, aviones o asteroides conocidos, pero hubo al menos un caso intrigante. Se trata de un objeto no catalogado que se movía más rápido de lo esperado y no aparecía en bases de datos de cuerpos cercanos a la Tierra. Ese hallazgo quedó sin confirmar y, por ahora, sin explicación concluyente.
Una posibilidad real y eficiente
Los investigadores creen que esta tecnología puede ser eficiente para ampliar la búsqueda de artefactos no terrestres. Entre las propuestas complementarias figuran el reanálisis de fotografías astronómicas anteriores a 1957 para buscar destellos antiguos, y el estudio espectral de objetos «sospechosos» para identificar materiales con señales de exposición prolongada al vacío espacial.
Referencia
A Cost-Effective Search for Extraterrestrial Probes in the Solar System. Beatriz Villarroel et al. Monthly Notices of the Royal Astronomical Society (2025). DOI:https://doi.org/10.1093/mnras/staf1158
Además se plantea la creación de redes de telescopios sincronizados, como el proyecto ExoProbe, que permitirían determinar distancias mediante observaciones múltiples y aumentar la fiabilidad de las detecciones.
Aunque probablemente la mayoría de los candidatos terminarán teniendo explicaciones terrestres o naturales, los autores sostienen que no hay razón científica para excluir esta posibilidad: bajo la nueva metodología y con recursos modestos, es posible explorar en forma sostenida el espacio cercano a la Tierra.