Catorce incendios graves continúan activos en Castilla y León, Galicia y Asturias, tras una jornada marcada por las fuertes rachas de viento y las elevadas temperaturas. La situación más preocupante se vive en la Sierra de la Cabrera, entre Zamora y León, donde el fuego ha sobrepasado las defensas y ha obligado a nuevas evacuaciones.
La directora general de Protección Civil y Emergencias, Virginia Barcones, ha advertido que, pese a la previsión de una meteorología más favorable desde este martes, el riesgo sigue siendo extremo y no se espera una mejora significativa hasta el jueves o viernes. Ha pedido, por ello, máxima precaución en todo el territorio afectado.
Desalojos en León y Zamora
En Zamora, el incendio de Porto ha obligado a evacuar de nuevo cinco localidades de la zona de Sanabria: San Ciprián de Sanabria, Coso, Rábano, Barrio de Rábano y Escuredo. Cuatro de ellas ya habían sido desalojadas días atrás. El fuego ha saltado a la provincia de León, donde presenta hasta tres focos activos que complican la labor de extinción.
Efectivos de la UME realiza trabajos de liquidación de reproducción en la zona de Galende, en el incendio forestal de Porto (Zamora)
Por su parte, el incendio de Garaño (León), iniciado el pasado domingo, mantiene en jaque a los equipos de emergencia. Ya ha obligado a evacuar más de 180 personas en municipios como Viñayo, Piedrasecha, Portilla de Luna y Següera de Luna, a los que este lunes se sumaron Mora de Luna y Vega de Caballeros. El cierre de carreteras como la CL-626 refleja la magnitud del problema.
Además, el delegado de la Junta en León ha confirmado que este incendio, posiblemente intencionado, evoluciona con dos frentes principales y un perímetro de unos cuatro kilómetros, lo que hace muy compleja su contención.
Galicia suma nuevos frentes
La situación tampoco es sencilla en Galicia. La Xunta ha decretado la situación 2 de emergencia en A Pobra do Brollón (Lugo) por la cercanía de las llamas a varios núcleos de población. A esto se suman otros focos en Ourense, como el de Avión, y el de Carballeda de Valdeorras, que ya ha arrasado 4.400 hectáreas, entre ellas la zona de Pena Trevinca, la cumbre más alta de Galicia.

La Xunta de Galicia ha activado este lunes la situación 2 de emergencia por el incendio originado en A Pobra do Brollón, en la provincia de Lugo, cuyas llamas llegan ahora al municipio de Quiroga
En total, la ola de incendios en Galicia iniciada el 8 de agosto ha devastado cerca de 92.000 hectáreas, según datos de Medio Rural. Algunos de los mayores, como el de Larouco o el de Chandrexa de Queixa, ya están estabilizados, pero dejan un balance devastador que ha reabierto el debate sobre la gestión forestal. Como señaló el ingeniero Ferran Dalmau en La Linterna, decisiones tomadas hace décadas siguen condicionando la magnitud de estos desastres.
Evolución favorable en Asturias
En Asturias, la evolución de los tres incendios activos es más positiva. El de Degaña, uno de los más preocupantes, está estabilizado, mientras que el de Genestoso se da por “controlado completamente”. El Gobierno regional asegura que el trabajo de las últimas dos semanas empieza a dar frutos, aunque la superficie arrasada supera ya las 5.500 hectáreas.
El testimonio de los vecinos que han vivido el fuego tan de cerca ilustra el cansancio de la población. Una vecina asturiana relató a COPE cómo tras doce días de incendio estaban “agotados física y mentalmente”, con el humo y el miedo rodeando sus casas.
Como destacó La Tarde en un reportaje sobre los héroes del aire, el trabajo coordinado de hidroaviones y helicópteros resulta imprescindible para frenar el avance de las llamas.
El fuego no solo se combate con agua y maquinaria, también con ciencia. Los expertos forenses estudian cómo las marcas en el terreno ayudan a localizar el origen de las llamas, una labor que explicaron en Fin de Semana.
El balance final de esta ola de incendios todavía está lejos de conocerse, pero la combinación de condiciones meteorológicas adversas, terrenos difíciles y posibles causas intencionadas mantiene en alerta a todo el país. Como advierten los expertos, reducir el riesgo en un clima cada vez más extremo es uno de los grandes desafíos que afronta España.