Al menos 34 militares colombianos han sido secuestrados en El Retorno, un municipio del departamento de Guaviare, región amazónica plagada de narcocultivos donde opera la mayor disidencia de la extinta guerrilla de las FARC.
«El secuestro obedece a la acción ilegal de unas personas vestidas de civil, que dicen retener a unos militares», anunció este martes el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, que no precisó cuándo se produjo el incidente.
Según la reconstrucción de los hechos del almirante Francisco Cubides, comandante de las Fuerzas Militares, sus tropas se disponían a abandonar la zona después de lanzar una operación contra los guerrilleros cuando fueron retenidos «por la comunidad».
Las retenciones de militares y policías son fenómenos frecuentes en Colombia. Suelen llevarse a cabo por campesinos obligados o manipulados por los grupos armados que ejercen control en la zona.
En cuanto las autoridades tuvieron conocimiento de lo sucedido, coordinaron las labores de rescate con la Defensoría del Pueblo, la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Organización de Naciones Unidas (ONU).
«Están interrumpiendo la protección de los demás colombianos, están interrumpiendo una operación militar contra la principal amenaza que delinque en esa zona, y de la cual hemos recibido alertas de la Defensoría del Pueblo para proteger a la población. Es la amenaza del criminal, de alias Mordisco», denunció el ministro Sánchez, que aludió al hombre más buscado del país.
El pasado jueves, la guerrilla de Mordisco hizo estallar un camión bomba que mató a seis personas y dejó más de 60 heridos en Cali, en una de las jornadas más violentas del 2025.
Unas horas antes, un grupo de rebeldes al mando de alias Calarcá derribaron un helicóptero policial y se enfrentaron a una misión de erradicación de narcocultivos en Antioquia, ofensiva que se saldó con la muerte de trece policías.
Ambas disidencias, enfrentadas entre sí, rechazaron el acuerdo de paz de 2016 que desarmó al grueso de las FARC. Aunque el brazo al mando de Calarcá mantiene en pie —sin avances concretos— la mesa de diálogo con el Gobierno de Gustavo Petro en el marco de su plan de paz total.
El desarme de las FARC dejó un vacío de poder en los territorios aprovechado por grupos guerrilleros disidentes, paramilitares y carteles que se enfrentan entre sí por el control del narcotráfico, la extorsión y la minería ilegal.