Bahar siempre ha estado para todos. Desde su accidente, le prometió a su hijo que iba a recuperar su vida y a aprender a valorarla.
Por primera vez, no se ha quedado encerrada en casa cuidando de los demás. Seren y Uras están instalados con los bebés, y ella ha delegado las tareas en Umay, en su madre, y también en Nevra y Efsun. Bahar sabe que no puede con todo y que ya no debe hacerlo.
A solas con Uras, ha sido clara: las cosas han cambiado. Ella ya no va a vivir sacrificándose. No quiere repetir los mismos errores del pasado. Esta vez ha decidido escuchar a su corazón y ponerse en primer lugar.
Sin dar rodeos, Bahar le ha dicho que quiere recuperar su vida, volver a trabajar y aprender a valorarse como mujer y como madre. Sabe que su familia la necesita, pero también entiende que no puede seguir cargando sola con todo el peso.