Este lunes, 25 de agosto, es negro para el séptimo arte tras la muerte, a los 42 años, de una de las actrices más queridas: Verónica Echegui. La artista ha perdido la vida a causa de un cáncer y este lunes se ha celebrado una capilla ardiente en el Tanario de la Paz, en Madrid.
Familia y bonísimos amigos se han despedido de ella, rotos de dolor, y algunos sin apenas articular palabra. Uno de los más afectados, sin duda, ha sido Daniel Guzmán (51 años). El artista no sólo pierde a una compañera de profesión, sino a una amiga del alma.
Este lunes, el actor y director ha acudido al tanatorio de La Paz. Visiblemente afectado, no ha podido contener las lágrimas ante las cámaras, dejando entrever la profundidad de un vínculo que iba mucho más allá del cine.
Daniel Guzmán, en una fotografía tomada este lunes.
Gtres
«Gran amigo y compañero de profesión, Daniel Guzmán se ha mostrado especialmente triste y sin poder retener las lágrimas ante las cámaras en su llegada al tanatorio de La Paz. (…) Reconocía que tenía un proyecto entre manos con ella que no ha llegado a ver la luz«, reza Europa Press.
En declaraciones recogidas por dicha agencia, Guzmán sostiene que en los últimos meses su relación con Verónica se había estrechado debido a un proyecto que estaban desarrollando juntos. Un trabajo que, por desgracia, no llegó a materializarse.
«En la última etapa estuvimos ahí para hacer un proyecto juntos y, bueno, yo lo mantuve con sensibilidad, en secreto. Ella me pidió que yo fuera muy discreto y es complicado, porque era una persona muy especial, muy auténtica».
La actriz, que llevaba ingresada desde finales de julio en el Hospital 12 de Octubre a causa de un cáncer, decidió no hacer pública su enfermedad.
Daniel fue uno de los pocos que conocía la situación, y respetó su voluntad con una discreción que hoy se convierte en testimonio de lealtad.
Más allá del dolor, Guzmán ha querido destacar la luz que Verónica irradiaba. «Yo creo que de su generación la más talentosa y con una personalidad única, de verdad. O sea, no porque se haya ido, pero es un golpe, es un revés muy duro, muy duro, de verdad”.
Daniel Guzmán ha perdido a una amiga, a una cómplice, a una inspiración. Y el cine español, a una de sus voces más auténticas.
En su dolor, hay también gratitud: por haber compartido con ella un último proyecto, por haber sido elegido para guardar su secreto, por haber conocido a Verónica Echegui en su versión más íntima.