Bienvenidos a la Fundación Archivo de Indianos. Como ha señalado Ángeles Rivero, la mayor parte de ustedes llegan hoy aquí, a Colombres, procedentes de diferentes partes del mundo. Y, aunque es la primera vez que nos visitan, estoy seguro que –por su experiencia, por su trabajo, por su emprendimiento individual– a primera vista entienden perfectamente el simbolismo y el significado de esta Quinta Guadalupe.
A través de nuestro fondo documental y de las salas de nuestro museo, el Archivo de Indianos constituye un homenaje de justicia histórica a nuestros abuelos y bisabuelos que, por miles, unos de forma voluntaria, otros de forma forzosa, y transitando por diferentes geografías, emigraron en su mayor parte a América, pero también a Europa y otras partes del mundo durante la segunda mitad del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX.
No es necesario recordar aquí los determinantes sociales, económicos o políticos que en cada caso han impulsado la emigración. Basta constatar que, en Asturias, ha tenido una gran incidencia en el periodo señalado y que ha sido uno de los fenómenos más importantes de nuestra historia contemporánea.
Pero, dada la naturaleza del encuentro que hoy tiene lugar, sí me gustaría destacar que una de las manifestaciones más interesantes del movimiento migratorio asturiano fue la creación en los países de acogida de centros y sociedades para dar respuesta a los problemas de integración y ayuda mutua en unos tiempos que se recuerdan muy difíciles. Los emigrantes fueron capaces de organizar estructuras funcionales orientadas a satisfacer necesidades específicas, como la sanidad, la educación, el recreo y deseo de comunicarse, la filantropía, o la beneficencia e, incluso, la ayuda generosa y desprendida a la región que les vio partir. Muchos de aquellos centros han llegado a nuestro presente histórico y son motivo de orgullo para todos los asturianos.
Todas estas creaciones institucionales de la emigración creo que está bien representadas en las salas de esta casa. Aunque no debemos sólo centrarnos en la preservación de la historia. También debemos de analizar la nueva emigración, la que muchos de ustedes representan hoy, y en la que destacan, además de su importancia cualitativa y cuantitativa, su carácter ubicuo, una menor concentración espacial que la experimentada en el pasado, una mayor movilidad e integración y una menor necesidad de crear estructuras sociales de modo permanente.
Los lazos vivos con la «tierrina»
Pero, como en un juego de espejos, el presente histórico ofrece similitudes y ciertas analogías con el pasado. Los emigrantes —la nueva emigración—también experimenta necesidades de comunicación entre compatriotas que se desenvuelven por el mundo, antiguamente satisfechas por la llamada prensa de la emigración, asunto al que hace unos días tuve ocasión de referirme con ocasión de la concesión del premio Carabela a LA NUEVA ESPAÑA. Creo que la socialidad, la interconexión entre compatriotas y compartir la identidad continúan siendo manifestaciones plenamente vigentes entre los integrantes de las nuevas generaciones de emigrantes asturianos.
Y por ello quiero dejar patente que, con la iniciativa de «Asturias Exterior», LA NUEVA ESPAÑA ha promovido un novedoso espacio de comunicación entre los asturianos dispersos por el mundo. Las conexiones que se han establecido posibilitan que, sin concurso de asociaciones interpuestas u otras formas estructurales que antiguamente actuaban como mediadoras para establecer diálogos, o compartir intereses, ahora, los usuarios «dialogan» directa y espontáneamente con Asturias a través de las páginas del diario, participándonos sus inquietudes y aspiraciones y, a su vez, generando entre ellos un conjunto de relaciones interpersonales, para la autoayuda y para compartir conocimiento, lo que constituye una auténtica communitas. Con acierto nos referimos a ella como primer Centro Global de Asturianos. Ese era en principio el gran objetivo.
Otra característica, entre muchas más, de la idea desarrollada por LA NUEVA ESPAÑA es la percepción de que la experiencia globalizadora que ha llevado a miles de asturianos por el mundo, y el comportamiento homogeneizador que de ella podría suponerse, en absoluto han debilitado los lazos sentimentales con la «tierrina», sorprendiéndonos la reafirmación cultural de nuestra identidad y el orgullo de todos ellos y ellas por compartir y mantener nuestros símbolos, pautas y costumbres lejos de Asturias, como en el pasado preservaron nuestros emigrantes, especialmente en América.
Creo que «Asturias Exterior», hace posible, por encima de cualesquiera otras iniciativas, comprimiendo espacio y tiempo, el deseo y voluntad de que nuestra moderna emigración participe de modo efectivo, real e inmediato en la vida social y cultural del Principado de Asturias.
Con este encuentro de «dos emigraciones» promovido por LA NUEVA ESPAÑA y la Fundación Archivo de Indianos y fruto de una nueva circunstancia, en un mundo más palpitante, queremos destacar que nos reunimos, empresarios, trabajadores, profesores, universitarios, periodistas, comunicadores, y emprendedores en todos los campos profesionales, como siempre han hecho los emigrantes, por un deseo de socialidad. Nos reunimos por el placer de compartir experiencias, de ayudarnos y reforzar vínculos, para conocernos mejor y saber lo que la Asturias exterior dice y piensa. Creo que estos encuentros son indispensables, que abren para todos nosotros un espacio social y cultural de participación que antes de «Asturias Exterior» no existía.
Muchas gracias.
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