llevaba siglos en el altar de su iglesia

Durante siglos, los muros del monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil guardaron un secreto que nadie sospechaba. Tras capas de cal y los relicarios laterales del coro, pinturas murales de los siglos XV y XVI esperaban en silencio a que alguien levantara el velo del tiempo. Gracias a un meticuloso trabajo de restauración, esas escenas vuelven a iluminar el presbiterio del templo ourensano y aportan nuevas piezas al rompecabezas artístico de la Ribeira Sacra.

Un hallazgo tras siete capas de cal

El descubrimiento comenzó casi por azar. Cuando se retiraron los armarios-relicarios situados junto a las sillas del coro, aparecieron pequeños fragmentos de color que llamaron la atención del equipo de especialistas. A partir de ahí se abrió una investigación sistemática: el Centro de Conservación y Restauración San Martín, dirigido por la restauradora Vania López, practicó cuatro catas en los muros del presbiterio.

Rosa Veiga

El resultado sorprendió a todos. En el lateral derecho, bajo siete capas de cal acumuladas durante siglos, emergió la policromía original; en el lado izquierdo, el estrato pictórico había sido picado para fijar un mortero posterior, lo que dificultó la lectura, pero dejó constancia de que también allí hubo decoración. Las primeras dataciones sitúan el conjunto entre mediados del siglo XV y comienzos del XVI, aunque su autor sigue siendo un misterio.

El Obispado de Ourense, al presentar el hallazgo, destacó su “gran valor artístico”, tanto por la escasez de pintura mural conservada de ese período en Galicia como por el estado en que se encuentran las escenas. Hasta ahora se han identificado seis pasajes del Nuevo Testamento. Entre ellos sobresale una “Adoración de los Magos”, fechada en el siglo XV, mientras que las demás composiciones se atribuyen al siglo siguiente. Además, se han reconocido motivos florales intermedios, testimonio de intervenciones posteriores.

El hallazgo no solo ofrece imágenes, sino también preguntas: ¿quién pintó esas escenas?, ¿qué relato completo narraban antes de que fueran ocultadas? Por ahora, lo que se ha conseguido es detener el deterioro, consolidar el soporte y garantizar que los colores recuperados no vuelvan a perderse.

De reliquias medievales a un brazo móvil

El redescubrimiento de estas pinturas no se entiende sin otra historia previa. A finales de 2020, durante una intervención en los relicarios laterales, aparecieron los anillos episcopales asociados a la leyenda de los Nueve Obispos de Santo Estevo. Ese hallazgo confirmó tradiciones transmitidas durante siglos y alentó a seguir investigando los muros que rodeaban las reliquias. Poco después, los frescos empezaban a salir a la luz. Reliquias medievales y murales renacentistas quedaban así unidos en un mismo relato histórico, separados por apenas un siglo.

El tesoro oculto a plena vista en el monasterio de Santo Estevo: llevaba siglos en el altar de su iglesia

Rosa Veiga

El siguiente reto fue cómo mostrarlo todo sin perder nada. Para lograrlo, la diócesis y el equipo de restauración recurrieron a una solución ingeniosa: un sistema manual de “brazo móvil”, inspirado en la museografía de la Catedral de Salamanca. Diseñado por el ingeniero Alfredo Díaz y el arquitecto Fernando Bonrostro, el mecanismo permite desplazar los relicarios de forma reversible, sin motores ni cableado, de manera respetuosa con el monumento. La actuación, financiada por la Fundación Iberdrola, facilita que el visitante contemple tanto los relicarios como las pinturas, dos capítulos distintos de la misma historia.

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¿Y qué se ve hoy en esos muros? Los expertos han identificado escenas martiriales, como el suplicio de Santa Catalina, además de composiciones en las que mártires aparecen entre llamas auxiliados por ángeles. Restos de rostros tonsurados, motivos vegetales y marcos arquitectónicos completan la decoración. La lectura iconográfica exhaustiva se reserva para futuras fases, pero lo que ya es visible basta para evocar el esplendor original del presbiterio.

Santo Estevo refuerza su papel como uno de los grandes referentes patrimoniales de la Ribeira Sacra. Con este descubrimiento, el mapa de la pintura mural tardo-medieval y renacentista en Ourense se amplía de forma notable. La combinación de rigor científico, mecanismos reversibles y apertura al público se perfila como un modelo de intervención patrimonial aplicable a otros templos donde aún puedan latir frescos ocultos.

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