Los vecinos de cinco localidades de Sanabria han revivido una pesadilla al decretarse de nuevo su desalojo ante la intensa concentración de humo y la reactivación de un flanco del incendio de Porto, que en las últimas horas se ha propagado en dirección a San Ciprián.
Pasadas las 19.00 horas, el Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi) activó de nuevo el protocolo para proceder a la evacuación al Centro de Transportes de Benavente de los 145 habitantes censados de San Ciprián de Sanabria, Coso, Rábano, Barrio de Rábano y Escuredo, que el pasado jueves regresaron a sus viviendas y a los que cinco días después se recomendó que las abandonaran de nuevo.
Frente del incendio que en la noche se ayer se dirigía hacia San Ciprián de Sanabria. | CEDIDA
Aunque Protección Civil de Benavente y Cruz Roja establecieron de forma coordinada el dispositivo para el realojo, los vecinos afectados se mostraron reacios a otra evacuación. En pueblos como Rábano, hasta el que se trasladaron dos microbuses para el traslado, la mayoría de los vecinos optaron por quedarse para «defender» el pueblo.
Por otra parte, el Cecopi también acordó el corte al tráfico de la carretera ZA-V-2635, desde San Ciprián de Sanabria hasta Trefacio y de la ZA-P-2881, vía que enlaza San Justo con Rábano y Coso, para minimizar riesgos y facilitar el tránsito de los medios de extinción.
El jefe de jornada del operativo del incendio forestal de Porto, José Luis Gutiérrez, ya advirtió a primera hora de la mañana de la reproducción del fuego en el frente que se dirigía hacia San Ciprián. La reaparición de la llamas obligó a movilizar cuadrillas terrestres, maquinaria pesada y más medios aéreos para intentar controlar el avance del flanco hacia el pueblo, pero horas más tarde se decidió evacuar de nuevo a los vecinos de San Ciprián y de otras cuatro localidades para preservar su integridad física.
Los medios de extinción que trabajaron durante la jornada en la contención del flanco centraron sus esfuerzos en dos «puntos calientes» para intentar «cerrar el fuego» hacia la barrera natural del arroyo de Carambilla.
A pesar de que el avance del frente de San Ciprián obligó a adoptar medidas de prevención para proteger a la población de cinco pueblos, el flanco que más preocupa al operativo de extinción era el más próximo a La Baña, no solo por suponer una amenaza real para la localidad leonesa sino también por la posible reintroducción del fuego en la provincia de Zamora.
Para intentar contener el frente de La Baña se desplazaron a la zona amenazada gran cantidad de medios de extinción, que durante toda la jornada no escatimaron esfuerzos con el objetivo de «asegurar» el perímetro del fuego desde una pista forestal en el límite entre las provincias de León y Zamora. A pesar del titánico esfuerzo de los medios, el fuego se propagó por una ladera y llegó a «saltar» en algunos puntos de la pista forestal.
No obstante, las fuertes rachas de viento, que llegaron a alcanzar los 60 kilómetros por hora en La Baña fueron determinantes para que el incendio «saltara las defensas establecidas» y ascendiera hacia la cumbre que separa León y Zamora.
La zona de la Cabrera leonesa y zamorana hacia la que se propagó el incendio la conforman una sucesión de valles. Si a esta complicada orografía se suman las fuertes rachas de viento, el fuego puede propagarse con gran velocidad. Además, se trata de una zona muy pedregosa, en la que la maquinaria pesada trabaja con dificultad. Por este motivo, el operativo espera que la noche brinde una «oportunidad» para contener las llamas, siguiendo la estrategia de crear pequeños cortafuegos para tratar de cerrar «pequeñas partes» del incendio.

Bomberos forestales y vecinos de San Martín intentan contener el avance de un frente. / Cedida
Las reproducciones esporádicas del incendio forestal también activaron las alertas en San Martín de Castañeda. A lo largo de la tarde del domingo se registró una reproducción que se expandió a lo largo de la noche, lo que obligó a desplazar una gran cantidad de medios. De hecho, el intenso resplandor del fuego era visible desde San Martín de Castañeda, situación que volvió a generar tensión e inquietud entre los vecinos, que llegaron a temer un nuevo desalojo por la cercanía de las llamas.
Sobre las tres de la madrugada se pudo contener el frente que avanzaba hacia San Martín de Castañeda y el operativo trasladó a los preocupados vecinos que podían dormir tranquilos. En las labores de contención colaboró un grupo de voluntarios que en los últimos días ha permanecido muy activo por si su cooperación con los bomberos forestales era necesaria para detener la propagación del fuego y evitar que llegara a San Martín de Castañeda.
No obstante, a lo largo de este lunes se intensificaron los trabajos de refresco de la zona para minimizar el riesgo de nuevas reactivaciones. Parte del operativo también se encargó de asegurar el resto del perímetro que supera los 100 kilómetros y que, según Gutiérrez, «está estable y contenido» gracias a las intensas labores de repaso y de control.
La situación generada por el incendio originado en Porto se ha complicado este lunes, aunque especialistas en combatir el fuego enmarcaron las reproducciones dentro de la «normalidad» por las altas temperaturas y las fuertes rachas de viento. Los profesionales que trabajan en Sanabria miran al cielo a la espera de que se registren lluvias que puedan ayudar a la contención y extinción del incendio.
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