«Francia está en peligro porque estamos al borde del sobreendeudamiento». El primer ministro, François Bayrou, calienta motores para lo que será un otoño cargado de tensión y anunció este lunes que se someterá a un voto de confianza en la Asamblea Nacional el 8 de septiembre. Su plan de recortar 44.000 millones de euros para sanear las cuentas francesas podría costarle el puesto si no rebaja el tijeretazo, tal y como han amenazado la oposición y los sindicatos, quienes ya se preparan un bloqueo nacional el 10 de septiembre en protesta a los presupuestos de 2026.
«Todos tienen derecho a protestar, pero no creo que, ante una crisis como esta, la respuesta francesa pueda ser bloquear el país», declaró el jefe de Gobierno para ‘La Tribune Dimanche’. Ante la presión, Bayrou compareció este lunes frente a la prensa, junto con los pesos pesados de su Ejecutivo y reiteró la urgencia de aprobar este plan dado el «preocupante y decisivo momento» que atraviesa Francia.
«Durante 20 años, cada hora de cada día y de cada noche, la deuda aumentaba en 12 millones de euros adicionales», afirmó el primer ministro, quien recordó que la deuda pública del país ha aumentado en 2 billones de euros en las últimas dos décadas, es decir, 1 billón entre 2005 y 2015 y 1 billón entre 2015 y 2025.
El jefe de Gobierno insistió durante más de una hora de comparecencia sobre el peligro de un sobreendeudamiento al que se enfrenta el país, y la censura de su Ejecutivo «ante la falta de mayoría». Por ello, Bayrou mantendrá conversaciones específicas con los sindicatos sobre cada una de las medidas y convocará el 8 de septiembre una sesión parlamentaria extraordinaria para pulsar la confianza de la Cámara.
«Ese día, comprometeré al Gobierno a elaborar una declaración política general, de conformidad con el artículo 49, párrafo 1, de nuestra Constitución», anunció. Este recurso de la Carta Magna francesa establece que «el primer ministro, previa deliberación del Consejo de Ministros, encomienda a la Asamblea Nacional la responsabilidad del Gobierno sobre su programa o sobre una declaración de política general». Si no supera el voto, Bayrou tendrá que dimitir.
Bayrou, a las puertas de una moción de censura
Tras la rueda de prensa, las reacciones no han tardado en sucederse. «El 8 de septiembre, la fecha donde Bayrou caerá», afirmó Matilde Panot, diputada de La Francia Insumisa, quien confirmó que su partido no le dará su voto.
No es la única que mantiene la carta de la moción de censura sobre la mesa. Para una parte del Partido Socialista, clave en el posible bloqueo del Gobierno, «la censura está garantizada», según lo expresó el domingo el diputado Arthur Delaporte. Sin embargo, François Hollande quiso ser más cauto y evitó hablar de bloqueo de Gobierno en sus últimas declaraciones. «Sería mejor si fueran 22.000 millones en gastos y 22.000 millones en ingresos», afirmó instando al Ejecutivo a modificar parte de sus presupuestos y hacer que las grandes fortunas contribuyan más en este «esfuerzo nacional».
Sorprendentemente, la izquierda y la derecha francesa parecen estar de acuerdo por primera vez en mucho tiempo. Nada más finalizar la rueda de prensa, el presidente del partido de extrema derecha Reagrupación Nacional (RN), Jordan Bardella, dejó clara su postura: «Reagrupación Nacional nunca votará por la confianza en un Gobierno cuyas decisiones hacen sufrir al pueblo francés», expresó a través de la red social X.
Unas declaraciones que son algo más que una amenaza. El predecesor de Bayrou, Michel Barnier, fue censurado en las mismas condiciones; por intentar aprobar el paquete presupuestario de 2025, que acabó aplicándose a través del artículo 49.3 de la Constitución, que permite sacar adelante una ley sin voto parlamentario. Recurso por el que también podría optar el actual Gobierno.
Aun así, el entorno de Bayrou insiste en que el primer ministro «hará todo lo posible para que las cosas avancen», puesto que lo que presenta «no son unos presupuestos de austeridad».
Un 2026 «en blanco»
El pasado junio, cuando el primer ministro presentó su plan presupuestario, lo hizo hablando de un «2026 en blanco», donde Francia no solo aplicará recortes de 44.000 millones de euros, especialmente en el sector público, sino que también congelará su gasto. Todo con el fin de reducir el déficit que roza el 5,4% del PIB y una deuda que supera los 3,3 billones de euros.
Si el Ejecutivo consigue aprobar estos presupuestos, en 2026, Francia dejará de reemplazar a uno de cada tres puestos públicos que se queden vacantes por las jubilaciones, suprimirá 3.000 puestos públicos, recortará 5.000 millones de euros en sanidad –sector ya debilitado–, y congelará las pensiones. Además de suprimir dos días festivos: el lunes de Pascua y el 8 de mayo, entre otras medidas. Un impopular plan que para el 66% de los franceses es necesario para reducir la deuda, aunque para un 60% sean unos recortes «excesivos», según revela un sondeo realizado por Elabe para BFMTV. Aun así, Bayrou deja la puerta abierta a un debate para «discurtir y modificar» sus presupuestos.
Suscríbete para seguir leyendo











