De récord en récord en el Carlos Tartiere. Ni tres meses habían pasado desde la última vez que retumbaron los cimientos del coliseo carbayón con ese ascenso, pero todos estaban preparados para un duelo de altura. Esta vez no había algo tan importante en juego, pero la atmósfera volvía a ser muy especial, contagiada por la ilusión de regresar a Primera muchos años después y por volver a competir ante los grandes acaparando la atención del panorama nacional. Y, en la previa, había una cosa clara. «No sé lo que pasará, pero estoy seguro de que vamos a competirle al Madrid», expresaba Eduardo López, un sentir que reflejaba la actitud de muchos seguidores azules.
La afición carbayona tenía más ganas que nadie de poder vivirlo. Por ello, en el Tartiere se dieron cita 29.758 almas que rompieron todos los registros, alcanzando un nuevo récord y pulverizando las cifras ante el Mirandés. En aquel encuentro del lejano junio, el más importante en lo que va de siglo, se reunieron 29.624 oviedistas. Ayer, se superó en 134 espectadores.
Eso sí, durante el partido no hubo diferencia en la animación. Daba igual que enfrente estuviera el Mirandés o el equipo más galardonado a nivel europeo. La afición siempre está con los suyos y no iba a ser de otra manera en un día tan especial. Los decibelios aumentaron notablemente cuando los blancos saltaron al césped acompañados de una sonora pitada, con una afición dividida. Por un lado, casos como el de José Villa, que acumula 57 años de socio y que aún se acordaba de la última visita de los blancos. «Lo primero que recuerdo del Madrid es el último partido en casa en el que pudimos sellar la permanencia. El árbitro no ayudó», rememoró. Por otro, jóvenes oviedistas como Pablo Méndez, de 2003, que por primera vez verá junto a sus amigos un partido de Primera. «Nunca lo hemos visto y hay mucha ilusión de ver a un grande y a jugadores como Mbappé y Vinicius», comentó.
Muchos de ellos formaban parte de una afición renovada que esperó durante mucho tiempo poder disfrutar de una noche como la de ayer. Toda una generación que, como David Cañete, no se acuerda de lo que es medirse a los grandes. «Tengo 32 años y no tengo recuerdos de enfrentarme al Madrid, pero sí de otros partidos duros como el del Caravaca», expresó. El Oviedo no ganó, pero ahora todos ellos pueden decir orgullosos que vieron a los suyos en Primera.