Si Walter White de ‘Breaking Bad’ hubiera sido canario, simpático y legal, se llamaría Aythami Soto. Y si el Doc Emmett Brown de ‘Regreso al Futuro’ cambiara el DeLorean por una cámara y YouTube, también. Este químico de Cardones (Arucas, 1993), ha logrado lo que parecía imposible: convertir la divulgación científica en un fenómeno viral.
Con su bata blanca, camisetas de anime y melena rebelde, Aythami no encaja en la foto fija del científico de manual. Pero basta con verlo abrir la boca y encender un experimento para comprobar que es un comunicador nato con la ciencia en la sangre. En YouTube supera los 1.600.000 de suscriptores, y sus vídeos han llevado la química desde un instituto de Arucas hasta distinguidos lugares como el laboratorio de Marie Curie en París o la central nuclear de Vandellós II en Cataluña.
«Mi primer contacto con la ciencia fue explosivo, literalmente», cuenta entre risas desde su dinámico laboratorio en la Universidad de Girona. «De adolescente iba a Playa Chica, en Las Canteras, y lanzaba sodio al agua para impresionar a mis amigos… o a alguna chica. Nunca funcionó, pero era mi manera de ligar», confiesa con la naturalidad que atrapa a miles de jóvenes, que le ven como alguien cercano, capaz de derribar la barrera entre ciencia y entretenimiento, y de demostrar que el conocimiento también puede ser divertido, sorprendente y emocionante.
Los comienzos
Su historia comenzó en las aulas de La Salle Arucas, donde un profesor marcaría un antes y un después. “Antonio Macías fue clave. Me dejaba hacer experimentos para otros cursos en el laboratorio. Gracias a él, perdí el miedo a hablar en público y descubrí lo que de verdad me apasionaba: compartir la ciencia».
La idea inicial era quedarse en Canarias y estudiar Química en La Laguna, pero un giro inesperado lo llevó a Cataluña. «Conocí a una chica en el World of Warcraft. Ella estudiaba en Vic, y yo me lancé. Quise entrar en Barcelona, pero no había plazas. Así que, sin saber catalán, acabé en Girona».
Aythami con un mechero Bunsen y un prisma, claves para revelar la composición del Sol. / La Provincia
Lo que empezó como una aventura por amor terminó convirtiéndose en el inicio de una carrera que mezclaba ciencia y espectáculo. No fue fácil: «El primer año suspendí todo menos Química. Vivir solo, lejos de mi familia y en un idioma que no entendía fue un reto. Pero ahí confirmé que la química era lo mío».
En segundo conoció a Josep Durán Carpintero, responsable del proyecto Reacciona Explota. Con él descubrió otra forma de enseñar: práctica, visual y emocionante. «Sentía que volvía a tercero de la ESO, solo que ahora con adolescentes y un montón de experimentos más espectaculares».
De la clase a la cámara
El salto a YouTube era cuestión de tiempo. «Le propuse llevar lo que hacíamos a Internet. En YouTube solo había dos tipos de vídeos: el loco del garaje o el profe súper teórico. Yo quería contar historias, usar la química como hilo conductor».
Así nació el estilo de Ponte Bata: vídeos largos, narrados con ritmo, donde los experimentos son un medio, no un fin. «El del cloro, por ejemplo, engancha porque cuenta la historia del elemento, no solo la reacción. Conseguí que un vídeo de 26 minutos funcionara en plena era de TikTok». Hoy alterna formatos largos y cortos, con una producción planificada hasta un año vista.
El impacto de su canal le ha abierto puertas insólitas. “Grabamos en el último laboratorio de Marie Curie en París. También fuimos los primeros youtubers españoles en entrar a una central nuclear en funcionamiento. Nos enseñaron la sala de control y hasta nos pusieron un simulacro de emergencia».
Sus próximos destinos incluyen un laboratorio de flúor en Alemania -«aquí no podemos hacerlo, es demasiado peligroso»- y una planta de lingotes de oro. «Queremos enseñar que la química está en todas partes. Si hoy tenemos tecnología y comodidades, es gracias a ella».
Aythami confiesa una espina clavada: «Solo he dado una charla en Canarias, en el evento ¡Cuánto Talento! en Fuerteventura. Me encantaría recorrer institutos y llevar la ciencia allí donde nací. Pero el Gobierno de Canarias aún no ha apostado por eso».
Otros divulgadores canarios, como Javier Santaolalla, Rubén Lijó o Carlos Santana, también brillan fuera. «Tenemos talento, acento y ganas. Solo falta que nos dejen entrar», lamenta.
En su visita a Fuerteventura surgió otro tema: los posibles yacimientos de tierras raras en el archipiélago. «Se llaman raras porque no suelen encontrarse puras en la naturaleza. Son esenciales para la tecnología: desde láseres y tomografías hasta motores eléctricos o armamento. Si Canarias tiene yacimientos, sería un recurso brutal para el futuro».
Aythami lleva más de una década en Girona, pero no reniega de sus orígenes. “Estoy orgulloso de mi acento, de mis raíces. Y sueño con volver a mi tierra para hacer que la química también explote allí… incluso en Cardones”.
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