Todos los incendios en Galicia están siendo investigados, aunque el proceso es complicado debido a la propia naturaleza del delito. “El delito de incendio es sencillo en su comisión, pero la dificultad está en la prueba, porque el fuego destruye las evidencias”, señala la Fiscal de Medio Ambiente de Galicia, Carmen Eiró, en una conversación en COPE Galicia.
La fiscal destaca que se trabaja con múltiples líneas de investigación, que incluyen incendios causados por imprudencia y otros de naturaleza dolosa. Sin embargo, captar a los responsables “in fraganti” es poco frecuente, por lo que la mayoría de las veces la investigación se basa en la prueba indiciaria, que tiende a diluirse con el tiempo, dificultando las detenciones.
Camino arrasado por el fuego en Laza (Ourense)
Penas severas pero «no es cuestión solo de castigos»
Sobre las sanciones, Carmen Eiró recuerda que el Código Penal contempla penas muy duras para quienes provoquen incendios que pongan en riesgo vidas, con prisión de 10 a 20 años y multas.
Sin embargo, aclara que endurecer las penas no solucionaría el problema, ya que muchas veces los incendios son provocados por imprudencias o negligencias sin intención clara. “Una reforma legislativa para aumentar las penas no es la solución para evitar la recurrencia de incendios”, advierte la fiscal, que apuesta por un enfoque integral.

Artefacto incendiario encontrado en Laza (Ourense)
El perfil cambiante de los incendiarios
Eiró explica que tradicionalmente el perfil del incendiario en Galicia era un hombre rural entre 30 y 70 años, sin antecedentes penales. Pero esta imagen ha cambiado: “Ahora se detienen menores, mujeres y personas jóvenes. El perfil es mucho más variable”.
En cuanto a las motivaciones, la fiscal señala que no existe una causa única que predomine. “A veces es vandalismo, otras veces generar escándalo, y muchas veces solo por imprudencia”, comenta. También asegura que no se ha detectado la existencia de redes organizadas dedicadas a provocar incendios; la mayoría son actos individuales.
Dificultades y colaboración en el medio rural gallego
La fiscal, de origen ourensano, destaca que en el medio rural gallego hay “mucha desconfianza hacia las autoridades”, lo que complica las investigaciones. La colaboración vecinal es fundamental, pero muchas veces la tensión, el miedo y el desconcierto dificultan que la cooperación se mantenga durante todo el proceso.
“Las declaraciones en caliente, justo tras el incendio, pueden ayudar, pero si no hay una línea de investigación clara, con el paso del tiempo los indicios se diluyen”, explica. Por eso, insiste en la importancia de que la ciudadanía facilite información durante toda la investigación y es que, insiste, las sospechas no son pruebas.
Importancia de respetar a los equipos de extinción
Sobre casos recientes de personas que han intervenido por su cuenta en incendios, Eiró advierte de que aunque la intención sea buena, estas actuaciones pueden entorpecer el trabajo de los profesionales y poner en peligro vidas. Nos referimos al detenido en Petín, que luego salió en libertad, apoyado por sus vecinos que manifestaron que su iniciativa de realizar un contrafuego fue clave para salvar la aldea.
“Hay que respetar las indicaciones de las fuerzas de seguridad y de los medios de extinción. Ya hemos visto cómo los voluntarios están muriendo en estas tareas. Es vital dejar trabajar a quienes saben”, concluye. Y es que recuerda que hay vidas en juego. No solo la de los propios vecinos, sino de los brigadistas y equipos que desconocen la existencia del contrafuego.
Prevención, gestión forestal y concienciación, claves para el futuro
Finalmente, la fiscal señala que la solución pasa por mejorar la gestión y la prevención forestal, así como aumentar la concienciación ambiental. El cambio climático y el abandono del medio rural han incrementado el “combustible forestal”, haciendo los incendios más graves. Recuerda Eiró, además, el éxodo rural, el movimiento hacia las ciudades que deja los pequeños pueblos deshabitados y descuidados.
“Las sanciones penales y administrativas están bien diseñadas y son eficaces, pero no evitan por sí solas grandes olas de incendios. Hace falta una política de prevención más decidida que, aunque no elimine los fuegos, sí reduzca su impacto devastador”, concluye Carmen Eiró.