CRÍMENES OLVIDADOS DE CASTELLÓN | Un asesino de 91 años con un martillo como arma del crimen

Espeluznante suceso ocurrido en el pueblo de Altura en el año 1934 que acabó con la muerte violenta de una joven por su ex novio.

El día 26 de julio de 1934 se hallaban recogiendo manzanas en una huerta denominada El Busquet, de dicho término municipal, las jóvenes vecinas de Altura Ramona y Concha Molina Carot, ambas hermanas, solteras, de 23 y 19 años de edad respectivamente, acompañadas de sus amigas Aurelia Martín Salvador, de 22 años, y Francisca Gómez Barrachina, de 27.

Cuando ya volvían todas juntas a Altura les salió al encuentro desde un campo de maíz el joven vecino de dicho pueblo, Manuel Ballester Marqués, alias El Bollo, soltero, de 28 años de edad, vecino de Altura, donde residía en la calle del Pavo, que había sido anteriormente novio de Concha, el cual, dirigiéndose al grupo de jóvenes les dijo con voz enérgica: «Vosotras, marcharse y tú, Concha, quédate», preguntándole ésta al Ballester que adónde iba, contestándole éste: «A matarte», abalanzándose a continuación sobre Concha, esgrimiendo un cuchillo.

Al verlo, la hermana de Concha, Ramona, y una de sus amigas, Aurelia, trataron de evitar que El Bollo apuñalase a Concha, interponiéndose entre ambos, por lo que El Bollo le dio una puñalada en el muslo izquierdo a Ramona, causándole lesiones para, sin más interrupción, abalanzarse nuevamente sobre Concha, cayendo ambos al suelo y, rodando, hasta un barranco donde El Bollo apuñaló a Concha hasta causarle la muerte.

Al ver lo sucedido, Ramona y las otras dos jóvenes corrieron aterrorizadas en dirección a Altura pidiendo auxilio, hasta que cerca del pueblo encontraron a varias personas de las que unas acompañaron a Ramona a la casa del médico y otras dieron cuenta al juez municipal de lo sucedido.

A continuación, Manuel Ballester El Bollo se presentó en el cuartel de la Guardia Civil de Segorbe donde manifestó que momentos antes y en las proximidades del Molino de los Frailes, del término de Altura, había dado muerte a su novia –debió de haber dicho ex noviaConcepción Molina Carot, entregando el cuchillo de catorce centímetros de hoja y tres y medio de anchura que había empleado en el crimen. La empuñadura de dicho cuchillo era blanca, de hueso. En la hoja había grabada una inscripción que decía: «Vivan los amantes de Teruel.»

El crimen causó una gran indignación en Altura. La víctima, Concepción, vivía con sus padres en la calle de San Juan de dicho pueblo y había mantenido relaciones de noviazgo con el citado Manuel Ballester, labrador de oficio, que, según se contaba, su propia familia estaba muy disgustada por el comportamiento del mismo, a quien se tachaba de poco amigo del trabajo y de tener un carácter brusco y algo desatinado en el hablar y proceder, gozando de poca consideración entre sus amistades.

De Manuel Ballester se llegó a decir que tenía el aspecto de un hombre degenerado, afirmación, evidentemente, carente de base, limitándose a ser meras opiniones que se emitieron sobre El Bollo, pero que evidenciaban el ambiente en el pueblo acerca del mismo.

Manuel Ballester padeció de tuberculosis ósea, quedándole a consecuencia de ella inútil el brazo izquierdo, manifestándole la entonces novia suya, Concepción, que debía romper la relación de noviazgo por cuanto siendo pobres los dos no podría, por desgracia, mantener una familia.

Otra fuente que he manejado atribuye la ruptura de la relación amorosa por parte de Concepción a consejos de su familia ante la conducta irregular de su novio.

Según las investigaciones, El Bollo tomó muy a mal esa ruptura de la relación, propagando infundios sobre su, hasta entonces, novia a la que incluso llegó a amenazar, habiéndole algunos vecinos del pueblo oído decir que la mataría asaltando la casa y pegándole fuego después. El despecho y rencor aumentaron cuando Concepción tuvo un nuevo novio. Pocos días antes de los hechos se le oyó decir que antes de que volviese de Aragón el novio de Concha, la mataría.

El juicio se celebró al año siguiente ante el tribunal del jurado de la Audiencia Provincial de Castellón. Los jurados consideraron a Manuel Ballester Marqués El Bollo como autor de un delito de homicidio, dictando sentencia el tribunal de derecho condenándole por tal delito a la pena de catorce años de reclusión y al pago de quince mil pesetas de indemnización a los herederos de la fallecida por el delito de homicidio y a un año de prisión por el de lesiones graves, por las causadas a Ramona.

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