La pirámide

Estaba sentenciada desde el primer día. Ahora los programas se la juegan en su primera edición. Si la audiencia los recibe con el dedo pulgar en el alto, puede proseguir. Pero como los espectadores pongan el dedo pulgar hacia abajo, no hay nada que los salve. Antes sí se libraban los que estaban hechos por productoras de amigos de los responsables de las cadenas, pero eso pasó a la historia. Ahora se impone la dictadura de la audiencia. Que pensándolo bien, no sé si es una dictadura o una democracia: daría para un animado debate.

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