Hace sólo un par de días que, restaurada y remasterizada, se reestrenaba La comunidad en los cines de toda España, con encuentro online de su realizador. Con permiso de ese otro clásico contemporáneo del cine patrio llamado El día de la bestia, la célebre comedia negra de Álex de la Iglesia hacía coincidir la fecha con el 25 aniversario de su estreno y, con ello, la oportunidad de su revisión desde la nostalgia para los más mayores, y como nueva oferta a los ojos de los más jóvenes. Desde su presentación en el Festival de San Sebastián de entonces, donde Carmen Maura consiguió la Concha de Plata a Mejor Actriz, hasta los Goya —15 nominaciones y tres premios: mejor actriz, actor secundario y efectos especiales—, La comunidad irrumpió con fuerza y dejó una imborrable impronta en nuestro cine.
No exageramos si decimos que estaba predestinada al reestreno: comedia negra inteligente y mordaz, esperpento y sátira vecinal de estilo y energía formal, la consolidan como un largometraje moderno y en forma que sabe dialogar con los espectadores del 2025. Para el cineasta, la oportunidad de revisitar La comunidad en salas es «un honor y un privilegio increíble». La película ha sido sometida a una restauración digital de alta calidad, con un nuevo máster en 4K realizado por Mercury Films en colaboración con el mismo Álex de la Iglesia, acompañada además de un nuevo tráiler promocional para la ocasión, disponible en el canal de Avalon. La propia Maura ya dijo que la noticia era «un alegrón increíble», actriz con la que De la Iglesia continúa trabajando, mucho y bien, esta vez en el rodaje de La cuidadora, otra historia de intensidad, digámoslo así, emocional.
Si echamos la vista atrás, desde su estreno en 2000, La comunidad fue la película española más taquillera de su año, con más de un millón y medio de espectadores. Ahora, su regreso se produce en un momento donde la crisis de la vivienda se agudiza y sigue más que vigente, inaugurando una relectura tan oportuna como crítica del fenómeno inmobiliario. Álex ya ha dicho que «la gente con la que he hablado y que la ha vuelto a ver recientemente reacciona muy bien, creo que es una película muy recuperable». Esa capacidad de reincidir en la agenda humana y social nos demuestra lo bien que la cinta ha envejecido y se ha mantenido a prueba del tiempo, ese implacable juez para cualquier obra artística.
Como recordarán, su protagonista Julia —la superviviente que da vida Carmen Maura—, es una agente inmobiliaria de moral ambigua que descubre 300 millones de pesetas ocultos en el piso de un anciano fallecido. Pero aquello que parece ser la gran oportunidad de su vida, se convertirá en su peor pesadilla comunitaria. Todos los vecinos —liderados por el administrador más ruin y mezquino— harán todo lo posible por quedarse con el tesoro botín. Dirigida con maestría, pulso y diseño escénico, el film marcó una poderosa obsesión: la de construir un decorado que funcionara como una cajita mágica, a la manera de 13, Rue del Percebe, permitiendo movimientos imposibles a cámara y una fluidez precursora y distópica que ya se ha vuelto icónica, como si un acelerado Roman Polanski coreografiara la escena.
El histórico reparto de La comunidad también es más que memorable. Sucede como en las mejores películas de Berlanga, Trueba, Garci o Almodóvar: Carmen Maura encabeza el libreto junto a Emilio Gutiérrez Caba, Terele Pávez, Sancho Gracia, María Asquerino, Kiti Mánver, Ane Gabarain, Marta Fernández Muro, Paca Gabaldón, Manuel Tejada, Enrique Villén, Eduardo Antuña, Mariví Bilbao, Ramón Barea, Eduardo Gómez, Antonio de la Torre y Luis Tosar, entre otros. Juntar a todas estas estrellas ahora sería harto imposible. De la Iglesia recordó con mucho cariño ese rodaje coral: «Disfrutamos muchísimo con esos grandes actores, era una delicia ir al rodaje. Tengo unos recuerdos enormes y muy felices», aunque ahora resulta triste que muchas de estas estrellas ya no estén con nosotros.
Julia no quería el cash, ya que el verdadero premio era no convertirse en uno de sus vecinos. Hace cinco años, la revista Fotogramas ya desveló algunos de sus secretos que hoy suenan a tesoros de culto: el protagonista original iba a ser masculino —Pepón Nieto— pero el cambio a Julia (mujer) fue definitivo; los 300 millones de pesetas en una maleta son una imposibilidad física y logística; el reparto fue escogido por su experiencia teatral, actores que «supieran más que yo», decía Álex; hay una escena muy friki con un vecino disfrazado de Darth Vader, rodada sin permiso de George Lucas; el traje de Julia está inspirado en el que lució Jackie Kennedy Onassis el día del asesinato de JFK; y los interiores del edificio existen en la calle Desengaño de Madrid, utilizados previamente para el rodaje de El día de la bestia. No faltan motivos, pues, para revisitar con risas, cariño y orgullo este clásico de lo más cañí.
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