Pese a los constantes descubrimientos que hacen los científicos en la biodiversidad del planeta, todavía persisten animales de gran tamaño que son unos completos desconocidos para la ciencia. Incluso hay ballenas de varios metros de largo que jamás han sido vistas con vida, solo varadas y muertas. Es el caso de la ballena de dientes de pala (Mesoplodon traversii) o zifio de Travers, de los que solo se han visto siete ejemplares y ninguno de ellos estaba vivo.
Todas estas observaciones menos una se han realizado en los mares que rodean Nueva Zelanda y se han hecho a partir del siglo XIX.
El pasado mes de diciembre se realizó la primera disección de una ballena de esta especie tras ser arrastrada a la costa de la Isla Sur de Nueva Zelanda, lo que permitió a los pueblos indígenas y a los científicos aprender más sobre una de sus taoka, que significa «tesoro» en el idioma de la cultura maorí de la Isla Sur.
La primera disección jamás realizada a un ejemplar
Expertos del Departamento de Conservación de Nueva Zelanda (DOC) acudieron a investigar una ballena muerta que apareció varada cerca del pequeño pueblo pesquero de Taieri Mouth en julio de 2024. Al llegar, se sorprendieron al descubrir que el macho de cinco metros era una ballena de dientes de pala, «una de las especies de grandes mamíferos menos conocidas de la época moderna», declaró entonces Gabe Davies, gerente de operaciones del DOC.
Otro ejemplar de ‘Mesoplodon traversii’ y su representación gráfica / Agencias
El hallazgo de una criatura de estas características en la costa representó una oportunidad excepcional y crucial para aprender más sobre la especie, pues era la primera vez que se recuperaba un ejemplar completo en condiciones de ser analizado.
De este modo, la primera disección de una ballena de dientes de pala se realizó en diciembre de 2024 y se obtuvieron así nuevos conocimientos sobre su anatomía. “Esta tohorā (ballena) no solo fue la primera de su tipo en ser diseccionada científicamente, sino que también fue la primera vez que nuestra hapū (tribu) colaboró con científicos para integrar los sistemas de conocimiento indígenas y occidentales, de modo que todos podamos comprender mejor a la ballena y su comportamiento”, declaró Rachel Wesley, miembro del consejo tribal Rūnanga, en un comunicado.
Vestigios de antiguas patas en su cuerpo
La intervención realizada desveló por primera vez que estos animales poseen diminutos dientes vestigiales en la mandíbula superior, similares a las muelas del juicio. Estructuras como esta se consideran vestigios de la evolución, lo que demuestra que alguna vez cumplieron una función más importante que la actual y, aunque ahora están reducidas, la evolución no ha hecho que desaparezcan por completo.

Hace pocos meses se realizó la primera disección jamás practicada a un ejemplar / Departamento de Conservación de Nueva Zelanda
Las extremidades traseras reducidas que presentan estas ballenas también son consideradas otro ejemplo de estructuras vestigiales, remanentes de su época de vida en tierra firme hace unos 50 millones de años. Actualmente, las patas se han reducido a diminutos restos en las caderas.
Nueve estómagos
Otra característica curiosa de la ballena dentada de pala son sus nueve cámaras estomacales, además de descubrirse algunas pistas sobre su alimentación y formas de comunicación.
“En algunos de esos estómagos encontramos picos de calamar y algunos cristalinos de sus ojos, gusanos parásitos y quizás otras partes de organismos de las que no estamos completamente seguros”, dijo Anton van Helden, asesor de ciencias marinas del DOC y experto en zifios. “Contamos con un parasitólogo que las estudiará para averiguar qué son”, añadió.
“También encontramos estructuras interesantes relacionadas tanto con la alimentación como con la producción de sonidos. Se registraron pesos, medidas y descripciones de varios músculos y órganos para ayudarnos a describir esta especie y hacer comparaciones con especies relacionadas. Todo esto contribuye al conocimiento que estamos construyendo”, manifestó el científico.