A los valencianos, y a cualquier persona que haya seguido de cerca la tormenta política que se desató (y que todavía sigue activa) tras la trágica dana del pasado 29 de octubre, les resultará familiar la melodía de la crispación que suena estos días en Castilla y León, Galicia o Extremadura, los territorios que están sufriendo con más crudeza los incendios forestales que arrasan el noroeste de España desde hace semanas.
Los fuegos, como la riada en su día, han tensionado el clima social e institucional a escala nacional y están deparando escenarios muy similares a los que se dieron en la C. Valenciana en las jornadas posteriores al 29-O, como la guerra de relatos entre Gobierno central y comunidades o el debate sobre los recursos movilizados por cada administración. Pero también han dejado al descubierto alguna diferencia, como que el PP reclamara la emergencia nacional tras la dana pero no ahora.
La emergencia nacional, la gran diferencia
Esa es la gran divergencia en la posición de Génova ante una y otra crisis. Mientras su líder, Alberto Núñez Feijóo, defendió desde el día siguiente de la riada que el Gobierno debería declarar ese escenario de máxima emergencia, y que implica asumir el mando único reemplazando del mismo a los responsables autonómicos, ahora el gallego ha evitado reclamar la activación de esta figura legal, que también puede decretar la comunidad. Hace apenas un mes insistió en que no hacerlo fue el principal error de Mazón, y lo achacó a su “ingenuidad política”.
Feijóo ha venido defendiendo que el Ejecutivo central debería haber reemplazado al gobierno de Mazón y asumir la dirección de la crisis, pero ahora evita hacerlo con los de Alfonso Rueda, Alfonso Fernández Mañueco y María Guardiola. El argumento empleado en octubre fue que la dana afectaba a varias autonomías, como sucede ahora con los incendios y de forma más evidente si cabe. Sin embargo, Feijóo sólo ha hablado estos días de “crisis nacional”.
Feijóo habla en presencia de Mazón durante su visita a Valencia el 31 de octubre, dos días después de la dana. / Jorge Gil – Europa Press
Llega Feijóo, llega la bronca
En ambas crisis hay un punto de inflexión que dispara la tensión política: la irrupción de Feijóo en la zona cero. El gallego ha marcado con sus visitas el camino a sus barones, provocando a su paso un súbito endurecimiento de sus discursos contra el Gobierno de Pedro Sánchez.
El presidente del PP se presentó en València menos de 48 horas después de la riada para abrir las hostilidades contra el Ejecutivo central. Mientras Mazón agradecía a su entonces «querido» Sánchez su «cercanía», su «presencia tan rápida y tan adecuada» y la «colaboración» y la «coordinación» entre administraciones, Feijóo cambiaba el paso y criticaba abiertamente la falta de información de Aemet y la CHJ. Ese “apagón informativo” se convertiría desde ese momento en el eje de la defensa del Consell de Mazón, que todavía hoy lo mantiene pese a los repetidos y contundentes cuestionamientos de la jueza a dicha teoría.

Feijóo, con Mañueco, en su visita a un puesto de mando en León durante la ola de incedios. / Ana F. Barredo
Con los fuegos se ha repetido un patrón similar. Estos grandes incendios empezaron a descontrolarse en torno a la segunda semana de agosto, y para entonces los presidentes autonómicos populares aseguraban que contaban con los medios suficientes para combatirlos. El 15 de agosto, Feijóo visita León junto a Fernández Mañueco. Habla de esa “crisis nacional”, y aunque evita pedir el nivel 3 de emergencia, exige más medios al Gobierno de Sánchez. En apenas unas horas, Castilla y León pero también Galicia y Extremadura, lanzan una avalancha de peticiones de recursos al Ministerio del Interior.
La batalla del relato
Este punto está estrechamente relacionado con otra semejanza entre ambas emergencias: la batalla del relato entre Gobierno y autonomías. Tanto en la dana como en los incendios los gobiernos regionales del PP han acusado al Ejecutivo de Sánchez de arrastrar los pies para movilizar los medios a su cargo.
Unas críticas repelidas por Moncloa, que contraataca acusando a los territorios populares de falta de anticipación en emergencias, donde la previsión es clave para una adecuada gestión logística. Además, conforme avanzan los días proliferan las informaciones que apuntan a que las comunidades del PP, pese a sus quejas al Gobierno por falta de medios, no hicieron uso de todos los recursos del propio Estado que ya tenían a su alcance. La guerra mediática, en la que se llegó a filtrar información manipulada, estuvo también capitalizada en la C. Valenciana por el papel de las agencias estatales y del propio president Mazón, ausente en las horas críticas.
Ausencias y comidas inoportunas
El propio Mañueco debió ver sobrevolar sobre su cabeza el fantasma de El Ventorro, el restaurante donde comió durante horas Mazón el 29-O y de cuyo estigma no ha podido librarse 10 meses después, cuando se supo que no reapareció en su puesto hasta tres días después de los incendios. También su consejero de Medio Ambiente, a quien el fuego le pilló de comida en Asturias. Todo ello con el atenuante de que un incendio no avisa, mientras Aemet llevaba días alertando de la llegada de una potente dana para ese 29 de octubre en el que Mazón optó por no capitanear la emergencia.
El frente judicial
Entre tanto ruido emergió la figura de Nuria Ruiz Tobarra, la jueza que instruye la causa de la dana. Sus contundentes autos han zanjado ese duelo de versiones, aclarando que la responsabilidad en emergencias es autonómica y poniendo el foco en la ausencia de avisos a la población por parte del Consell.
Una vía judicial que parece abrirse también ya con los incendios. De hecho, este mismo jueves ha trascendido que la Fiscalía ya investiga la posible ausencia de planes de prevención en los municipios afectados por el fuego. El Ministerio Público insta a sus fiscales a que indaguen en «posibles responsabilidades penales» de las localidades que no hayan elaborado las medidas antiincendios.
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