El vuelo EZY2317 de easyJet despegó de Luton como tantos otros: lleno de familias ansiosas por aterrizar en Alicante y empezar las vacaciones en la Costa Blanca. Nadie podía imaginar que lo que parecía un trayecto tranquilo acabaría convirtiéndose en uno de esos episodios que se recuerdan más por la vergüenza ajena que por el destino.
Del “quiero más copas” al baño bloqueado
Según ha publicado el diario británico Daily Mail, la mujer de la pareja protagonista no tardó en llamar la atención. Pidió alcohol desde el principio y, cuando la tripulación le sugirió que se pasara al café, su respuesta fue un grito que resonó por toda la cabina: “¡No voy a tomar café!”. Entre carcajadas y comentarios fuera de lugar, lanzó una frase que dejó a todos con la boca abierta: “¡Voy a unirme al mile high club!”. La expresión hace referencia a un club imaginario que se utiliza en tono jocoso para describir a quienes mantienen relaciones sexuales en un avión durante el vuelo. Un término que suele sonar a broma… pero que en esta ocasión se convirtió en una realidad delante de decenas de pasajeros.
Poco después, se dirigió tambaleante al baño asegurando que estaba a punto de vomitar. Fue allí cuando pidió ayuda a su acompañante. Él entró sin pensarlo dos veces, cerraron la puerta y, de inmediato, comenzaron los sonidos que dejaron claro que la indisposición no era precisamente lo que la había llevado al lavabo.
Gemidos, golpes contra las paredes del baño y gritos que incomodaron especialmente a los que viajaban con niños. El murmullo entre los pasajeros fue en aumento, entre la incredulidad, el enfado y la sensación de estar viviendo un episodio surrealista a 10.000 metros de altura.
Un avión de Easyjet aterrizando en el aeropuerto Alicante-Elche. / Matías Segarra
Tripulación contra las cuerdas
Una azafata intentó frenar la situación golpeando la puerta del lavabo, pero la pareja no respondió. Con las quejas creciendo y la tensión en aumento, no quedó otra que informar al piloto. La decisión fue inmediata: pedir a las autoridades que esperaran al avión a su llegada a Alicante.
Algunos viajeros confesaron haber sentido bochorno. Otros optaron por grabar discretamente la escena para contar después la anécdota. Una pasajera, que volaba para reencontrarse con su madre, explicó que nunca había vivido una situación tan incómoda: “Era evidente lo que estaba pasando, y lo peor es que había muchos niños a bordo”.
El recibimiento en Alicante
Cuando el avión aterrizó en el aeropuerto de Alicante-Elche, las autoridades ya estaban esperando. La pareja fue arrestada en la propia pista, poniendo punto final a un vuelo que muchos recordarán más por los gemidos que por el destino. Tal y como ha publicado el diario británico Daily Mail, no es la primera vez que un episodio así salpica a easyJet. El año pasado, otra pareja fue sorprendida en pleno acto en un vuelo desde Tenerife y acabó en los tribunales británicos acusada de indecencia pública.
Lo que debía ser la antesala de unas vacaciones idílicas en la Costa Blanca se convirtió en un viaje marcado por la vergüenza ajena. Los pasajeros llegaron a Alicante, sí, pero con una historia que ninguno esperaba contar: la del vuelo en el que los gemidos desde el baño sustituyeron al clásico rugido de los motores como banda sonora del trayecto.
Suscríbete para seguir leyendo