Será de todo menos tranquila. Así se perfila la reunión que la Reserva Federal (Fed) celebrará los próximos 16 y 17 de septiembre a medida que crecen las divisiones internas sobre la ‘hoja de ruta’ a seguir por el banco central estadounidense. Halcones y palomas nunca han estado tan enfrentados como ahora.
Y es que los distintos miembros del organismo van, poco a poco, dejando ver su postura de cara a un encuentro que se antoja clave para la política monetaria del país ante las preocupaciones por la inflación, los aranceles y el mercado laboral.
Así, una de las últimas voces en pronunciarse ha sido la de Beth Hammack, presidenta de la Reserva Federal de Cleveland, quien ha expresado que ambos lados del mandato dual de la Fed – estabilidad de precios y máximo empleo – están bajo presión.
Del mismo modo, ha sugerido que las condiciones económicas actuales podrían no respaldar un recorte de los tipos de interés en septiembre. «Estamos fallando en la inflación, necesitamos mantener la atención enfocada», ha dicho Hammack, para añadir que con los datos económicos actuales, «no vería un caso para un recorte en septiembre».
Además, ha declarado que cree que la Fed tiene una «pequeña distancia por recorrer para llegar a una política monetaria neutral».
En el lado opuesto se ha manifestado Susan Collins, titular de la Reserva Federal de Boston, quien se ha mostrado abierta a un recorte de tasas tan pronto como en septiembre, citando presiones arancelarias y una posible debilidad en el mercado laboral a pesar de los riesgos inflacionarios a corto plazo.
Si los datos previos a la reunión de septiembre de la Fed apuntan a «los riesgos de empeoramiento de las condiciones del mercado laboral en relación con los riesgos de una inflación elevada… entonces puede ser apropiado comenzar pronto a reducir» las tasas de interés, ha afirmado Collins.
Unas divergencias que han quedado reflejadas en las actas de la última reunión de la Fed, celebrada los días 29 y 30 de julio de 2025, y que ponen en el centro del debate la relación entre inflación, aranceles y mercado laboral. El documento anticipa «difíciles disyuntivas».
De hecho, cabe recordar que en ese encuentro Michelle W. Bowman y Christopher J. Waller votaron en contra de mantener las tasas sin cambios y se mostraron a favor de un recorte de 25 puntos básicos.
Con este telón de fondo, y por si todo ello no fuera suficiente, emerge la figura de Donald Trump y sus continuos ataques y amenazas de despido a Powell por no bajar las tasas. Para el mandatario estadounidense, ‘Demasiado Tarde’, apelativo con el que se refiere al banquero central en las publicaciones que realiza desde su red social, el primer espada de la Fed es «un imbécil testarudo que debe bajar sustancialmente las tasas de interés, ¡YA!».
En este sentido, parece que Powell está a punto de dar al republicano eso que tanto desea y en su esperado discurso en Jackson Hole ha abierto la puerta a un recorte de tipos al señalar que «con la política en territorio restrictivo, la perspectiva de referencia y el equilibrio cambiante de los riesgos pueden justificar el ajuste de nuestra postura política».
Eso sí, sin hacer referencia a la reunión de septiembre y dejando claro que «la política monetaria no está en un curso preestablecido. Los miembros del FOMC tomarán estas decisiones, basándose únicamente en su evaluación de los datos y sus implicaciones para las perspectivas económicas y el balance de riesgos. Nunca nos desviaremos de ese enfoque».
«Nuestra tasa de política monetaria está ahora 100 puntos básicos más cerca de la neutralidad que hace un año, y la estabilidad de la tasa de desempleo y otras medidas del mercado laboral nos permite proceder con cautela al considerar cambios en nuestra postura de política«, ha subrayado Powell.