La confirmación de la presencia de un yacimiento provoca la paralización de las obras de dos megaplantas fotovoltaicas en el término municipal de Lucena. La Junta notificará a la empresa promotora la suspensión de los trabajos y emprenderá una actividad arqueológica de urgencia.
Fuentes de la administración autonómica han avanzado a Diario CÓRDOBA que, tras la visita de inspección técnica desarrollada este último miércoles, “se ha constatado” la localización de unos restos arqueológicos, previsiblemente correspondientes a una villa romana. Hasta la superficie situada en el entorno de la aldea de Jauja y delimitada en el entorno del poblado íbero-romano de Morana, se desplazaron el arqueólogo municipal de Lucena, Daniel Botella; un técnico especializado de la Junta de Andalucía y el sargento del Seprona de la Guardia Civil.
A partir de ahora, la consejería de Cultura y Deporte, competente en la materia, realizará las intervenciones oportunas al objeto de evitar la pérdida o la destrucción de patrimonio arqueológico y garantizar su conservación y protección.
Diferentes informaciones, desde un principio, apuntaron a la localización de materiales de origen romano como tegulas y partes de columnas, en concreto, basas y fustes.
Un vídeo particular alertó, en primera instancia, de la aparición de estos restos arqueológicos y, desde el Ayuntamiento de Lucena, aseguran que accedieron a la información al mediodía del pasado sábado, trasladando a la Junta los datos recabados a primera hora de la mañana del lunes de esta semana.
Proyecto fotovoltaico
El proyecto de la empresa madrileña Mirabrás Solar ocupa una extensión de 200 hectáreas, entre los parajes de Los Dávalos y Los Piedros. La inversión se estima en unos 60 millones de euros y contempla la instalación de 111.618 paneles solares de 400 Wp de potencia y una infraestructura de transmisión hasta la subestación elevadora de 400 Kv de tensión de red. La capacidad conjunta de las dos megaplantas solares contabiliza 90 megavatios.
Actualmente, las obras progresaban por el movimiento de tierras. Esta construcción obliga a la desaparición de casi 40.000 olivos, suponiendo, de otra parte, la creación de un centenar de puestos de trabajo directos durante la fase de ejecución y una decena de empleos en la etapa de producción.