Entre los múltiples destinos elegidos cada verano por los miembros de la familia real británica, sin duda Escocia destaca por encima de los demás. Los ‘royals’ han elegido el castillo de Balmoral como su principal residencia estival desde que la reina Victoria lo compró en 1852, pasando allí estancias de entre dos y tres meses cada año. Este fue el lugar favorito de Isabel II para pasar sus vacaciones —y el lugar donde falleció en septiembre de 2022— y, por ahora, Carlos III ha mostrado su voluntad de seguir con la tradición, ya que es en Balmoral donde está pasando buena parte del presente verano junto a otros miembros destacados de la familia real.
A pesar de la predilección del monarca por este castillo, situado a 50 kilómetros de Aberdeen, sus vacaciones empezaron este año un poco más al norte. Tanto él como su esposa, la reina Camila, se alojaron unos días en el castillo de Mey, una construcción del siglo XVI que se halla en uno de los puntos más septentrionales de Escocia y que fue adquirida por la Reina Madre Isabel en 1952, muy poco después de la muerte de su esposo, Jorge VI. El castillo suele estar abierto al público entre los meses de mayo y septiembre, a excepción de los últimos días de julio y principios de agosto, cuando Carlos III pasa unos días en la residencia. Este verano, durante su estancia, el rey se ha dejado ver en público, ataviado con la tradicional falda escocesa, en eventos como los ‘Highland Games’, una competición de deportes tradicionales que se celebra cada verano en esta zona del país.
El rey Carlos III, en el castillo de Mey, en el norte de Escocia. / John Baikie
El vínculo emocional de la familia real con Balmoral, una propiedad de casi 200 estancias en una finca de unas 20.000 hectáreas, ya quedó evidenciado por el monarca en un discurso reciente ante el Parlamento escocés. “Escocia siempre ha ocupado un lugar especial en el corazón de mi familia y en el mío propio. Mi difunta madre apreciaba especialmente el tiempo que pasaba en Balmoral, y fue allí, en el lugar que más amaba, donde decidió pasar sus últimos días”, aseguró entonces. El castillo se ha convertido en un lugar idílico para la familia, que dedica su estancia en verano a actividades como el senderismo, la caza y la pesca o las excursiones a caballo.
Destinos exóticos
La devoción por esta residencia, sin embargo, no ha eximido a los miembros de la familia real de otras escapadas más exóticas. La princesa Margarita, hermana de Isabel II, solía eludir sus compromisos familiares en Escocia para pasar sus vacaciones en Mustique, una isla remota del Caribe perteneciente a San Vicente y las Granadinas. Un destino que también han elegido en alguna ocasión el príncipe Guillermo y su esposa, Kate Middleton, debido a su privacidad y discreción.
En el caso de Carlos III, es conocida su inclinación por las islas griegas, especialmente Corfú, el lugar de nacimiento de su padre, Felipe de Edimburgo. «Grecia está en mi sangre y desde hace mucho tiempo me fascina su cultura y su historia antiguas, por no mencionar el hecho de que he tenido la gran suerte de visitar algunos de sus muchos lugares hermosos y únicos», aseguró el monarca en una visita en 2018. Tanto él como su esposa suelen alojarse en una villa en el noreste de la isla, aunque también es habitual verles a bordo de un yate recorriendo parte de la costa del mar Jónico.
Otro lugar predilecto del monarca es Rumanía, país con el que mantiene vínculos desde su primera visita en 1988 y que se convirtió en su primer destino al extranjero tras su coronación en mayo de 2023. Es propietario de varios inmuebles en la región de Transilvania, entre ellos una casa de vacaciones y una casa de campo del siglo XVII, de estilo sajón, ambas situadas en el pueblo de Viscri, una zona especialmente valorada por el rey por su biodiversidad y sus paisajes. «Rumanía ha conservado, en sus bosques antiguos, sus campos vírgenes y a través de algunos ejemplos notables de agricultura sostenible, una riqueza natural incomparable», aseguró en su visita en 2023. Allí estableció en 2015 la Fundación Príncipe de Gales, la cual ofrece cursos de preservación de patrimonio para estudiantes locales e internacionales.
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