Nuevos modelos térmicos y químicos indican que el planeta enano Ceres puede haber tenido hace entre 2.500 y 4.000 millones de años condiciones adecuadas para la vida: disponía de respiraderos hidrotermales similares a aquellos en los cuales se habría iniciado la vida sobre la Tierra.
Un nuevo estudio, basado en datos de la misión Dawn de la NASA y publicado en Science Advances, revela que el planeta enano Ceres, ubicado a unos 300 millones de kilómetros de la Tierra en el cinturón de asteroides, pudo haber albergado hace miles de millones de años las condiciones necesarias para sustentar vida unicelular.
Las imágenes y el análisis espectroscópico de Dawn mostraron en 2018 la presencia de regiones brillantes en la superficie de Ceres, compuestas principalmente por sales, que en concreto eran restos de fluidos que emergieron desde el subsuelo.
Según una nota de prensa, estudios previos identificaron un vasto reservorio de salmuera bajo esa corteza, así como también la existencia de moléculas orgánicas basadas en carbono. Las mismas son esenciales para la vida microbiana, aunque por sí solas insuficientes para su desarrollo.
Respiraderos hidrotermales en Ceres
El punto que faltaba para completar el “triángulo de la habitabilidad”, integrado por agua, carbono y energía, era la confirmación de un suministro perdurable de energía química. En el nuevo trabajo, los científicos emplearon modelos térmicos y geoquímicos que simulan la evolución de Ceres desde su formación.
Los resultados apuntan a que hace entre 2.500 y 4.000 millones de años, gran parte del interior rocoso de Ceres se calentó por la desintegración de elementos radiactivos. Estas condiciones generaron agua caliente cargada de gases disueltos, entre ellos dióxido de carbono y metano, que fluían desde el núcleo hasta la capa salina subterránea, creando un entorno similar a los respiraderos hidrotermales terrestres.
En la Tierra, la mezcla de aguas profundas calientes y nutrientes forma «oasis de vida» alrededor de respiraderos submarinos, donde bacterias y arqueas prosperan sin luz solar. En Ceres, esa ecuación química pudo haber sido similar, sugiriendo que el planeta enano albergó vida unicelular en algún momento de su historia.
Aunque no se ha detectado evidencia directa de organismos, la disponibilidad de moléculas energéticas habría permitido, en caso de surgir la vida, sustentar metabolismos microbianos durante un lapso que, según los modelos, pudo extenderse por cientos de millones de años.
Llega el frío y apaga la vida
Sin embargo, el enfriamiento progresivo del planeta enano provocó que la fuente de calor interior se reduzca y la salmuera se concentre hasta desaparecer. En la actualidad, Ceres es un mundo helado en el que solamente persisten vestigios de esas condiciones pasadas.
Además, no cuenta con el impulso gravitacional de un planeta mayor, como los satélites Europa de Júpiter o Encélado de Saturno, por lo cual su principal pulso térmico provino únicamente de su propia radioactividad interna, activo en su infancia y juventud planetaria.
Referencia
Core metamorphism controls the dynamic habitability of mid-sized ocean worlds—The case of Ceres. Samuel W. Courville et al. Science Advances (2025). DOI:https://doi.org/10.1126/sciadv.adt3283
El descubrimiento de un antiguo sistema hidrotermal en Ceres abre la posibilidad de que otros cuerpos helados de tamaño similar en el Sistema Solar exterior hayan vivido episodios de habitabilidad durante sus primeros miles de millones de años. Vale destacar que solo se trata de indicios, que deben ser confirmados directamente.
Sin dudas, estos datos alentadores empujan a la comunidad científica a considerar misiones de retorno de muestras hacia Ceres y otros cuerpos de la región: solo el análisis directo en laboratorios terrestres podrá identificar biomarcadores o trazas microscópicas de vida pasada.