Detenido un ‘filántropo’ tras una persecución en lancha de 45 kilómetros por conspirar para «inundar Londres de cocaína»

El declive personal de Peter Williams, un reputado pescador que en el pasado se codeó con la realeza británica gracias a su labor filantrópica, terminó con una sentencia de cárcel por narcotráfico.

Williams, de 44 años, fue condenado a 16 años y nueve meses de prisión tras ser hallado culpable de intentar introducir 18,4 millones de libras (21,7 millones de euros) en cocaína en las costas de Cornualles, según cuenta The Times.

Filántropo y delincuente

Durante años, Williams fue reconocido en la comunidad pesquera como vicepresidente de la organización Fishing into the Future, dedicada a fomentar la pesca sostenible e integrar a jóvenes en el sector.

Su labor le permitió encontrarse en varias ocasiones con el Rey Carlos III, entonces príncipe de Gales y patrono de la entidad.

Sin embargo, la muerte de su padre precipitó su caída: empezó a consumir drogas y contrajo deudas que lo llevaron a integrarse en una trama internacional de contrabando.

Persecución en el mar

La operación que acabó con su detención se desarrolló en septiembre del año pasado, cuando agentes de la Border Force británica detectaron una lancha neumática rígida cargada de cocaína frente a la costa de Cornualles.

Williams, que pilotaba la embarcación, trató de escapar durante una persecución de 28 millas (45 kilómetros) que terminó cuando el bote encalló en la playa de Gwynver, en Sennen. Allí fue arrestado junto a otros miembros de la red.

Los investigadores detallaron que la droga había sido arrojada previamente desde un carguero en alta mar y equipada con dispositivos GPS para su recogida.

Según la fiscalía, el conocimiento marítimo de Williams fue esencial para el operativo, pues su pericia le permitió llegar al punto de entrega y hacerse con los fardos.

Conspiración internacional

El juez James Atkin subrayó durante el juicio que se trataba de una conspiración internacional para inundar de cocaína las calles de Londres y Essex, lo que representaba un grave riesgo para la sociedad.

El tribunal estableció que dos redes criminales, en el sureste y suroeste de Inglaterra, habían coordinado el tráfico.

La fiscalía sostuvo que Williams no solo era un marinero experimentado, sino un eslabón clave para ejecutar el plan.

Sin embargo, la defensa alegó que su papel fue el de un simple “soldado raso”, sin responsabilidad en la gestión ni beneficios económicos directos.

Sabía en lo que se metía, pero no diseñó la operación”, explicó su abogado Harry Laidlaw, quien también enfatizó que el acusado sufrió una “caída en desgracia” tras años de ser un ciudadano respetado.

Una doble vida

La condena de Williams ha conmocionado a su comunidad, donde aún se le recuerda por su labor social y por haber representado a la pesca artesanal ante figuras de la realeza.

El contraste entre aquel hombre que trabajaba por el futuro sostenible del sector y el que ahora cumple una larga pena de prisión refleja una historia de doble vida y decisiones fatales.

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