Por segundo año consecutivo, Quirónsalud será el Proveedor Médico Oficial del Desafío Santalucía Seniors Ártico 2025, donde los participantes se enfrentarán desde la próxima semana y hasta el 9 de septiembre a uno de los entornos más extremos del planeta.
Para afrontarlo con más garantías, sus cinco protagonistas han asistido recientemente a una sesión médica en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, como parte de su preparación integral para la expedición, especialmente en lo que concierne a temperaturas extremas y supervivencia en el agua.
La sesión fue impartida por la doctora Astrid Teixeira Taborda, especialista del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación del centro, con el apoyo de la doctora Almudena Fernández-Bravo Rueda, jefa asociada del mismo servicio. Ambas ofrecieron una charla didáctica, rigurosa y cercana, con pautas clave para prevenir lesiones, optimizar el rendimiento físico y adaptarse al frío extremo, la humedad, las condiciones inestables de navegación o la exposición prolongada a la nieve.
Durante la sesión, se abordaron en profundidad los principales riesgos físicos de una expedición polar: hipotermia, ampollas, esguinces, quemaduras solares o deshidratación. Entre las recomendaciones, destacaron el uso de vestimenta técnica por capas (base térmica de lana merina, capa intermedia aislante y capa externa impermeable), la correcta hidratación incluso sin sensación de sed, y una alimentación rica en calorías y grasas saludables, como frutos secos o barritas energéticas.
“Las condiciones del Ártico imponen una gran demanda energética al organismo. Conocer los mecanismos de adaptación al frío y aplicar estrategias preventivas permite minimizar riesgos sin comprometer el rendimiento físico”, explicó la doctora Teixeira, subrayando también la importancia de evitar el consumo de alcohol por su impacto negativo en la termorregulación.
Para reducir el riesgo de lesiones musculares y articulares, se insistió en la importancia del calentamiento previo y la movilidad articular antes de cada actividad, especialmente en ambientes fríos. También se recomendó realizar estiramientos lentos y específicos al final de la jornada o al día siguiente, para facilitar la recuperación sin sobrecargas. “Unos minutos de calentamiento pueden marcar la diferencia entre disfrutar del reto o lesionarse. Y al terminar el día, los estiramientos bien dirigidos ayudan a recuperar el tono muscular y prevenir contracturas o molestias posteriores”, añadió la especialista.
Otro de los temas tratados fue la prevención de la cinetosis, el mareo del viajero, común en travesías como esta, en las que se combinan navegación prolongada y aguas inestables. Puede aparecer incluso en personas sin antecedentes y afectar gravemente su capacidad de participar activamente en las actividades programadas.
Las doctoras ofrecieron recomendaciones claras, como tomar medicación preventiva antes de embarcar, evitar fijar la vista en objetos en movimiento, mantener la mirada en el horizonte o adoptar una postura relajada durante la travesía. “El mal de mar es muy frecuente en este tipo de travesías y puede afectar incluso a quienes nunca lo han experimentado. Anticiparse con estas medidas ayuda a prevenirlo o a atenuarlo, y garantiza que los participantes se mantengan activos durante la navegación”, dijo la doctora Fernández-Bravo.
Estas pautas, junto con la preparación física y mental trabajada en la sesión, han formado parte de un enfoque preventivo orientado a evitar molestias y garantizar que cada participante afronte el reto con seguridad y confianza.
La formación se suma a los reconocimientos médicos previamente realizados a los expedicionarios Bernardo, Esther, Merche, Amelia y Jesús en el hospital madrileño, y se enmarca en la estrategia de seguimiento clínico diseñada por el equipo médico para asegurar que afronten el desafío en las mejores condiciones de salud, tanto física como emocional.
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