Que la pasión por el fútbol se transmite de padres a hijos no es ningún secreto. Lo que es menos habitual es que sobre el terreno de juego de un partido de Primera División coincidan un buen número de futbolistas con progenitores que sepan perfectamente lo que es calzarse las botas y competir sobre el verde. Eso ocurrirá este sábado en el duelo entre Atlético de Madrid y Elche.
El atractivo principal del enfrentamiento lo pondrán dos apellidos con solera en el fútbol español, argentino e internacional: Redondo y Simeone. Un duelo con morbo entre Federico y Giuliano que rememorará los que mantuvieron hace tres décadas sus padres, Fernando y Diego Pablo. Este último, además, será espectador en primera línea, ya que entrena al conjunto colchonero.
Fede Redondo y Giuliano Simeone, jugadores de Elche y Atlético / ECF/EP
Simeone y Redondo fueron rivales y compañeros durante los años noventa y principios del nuevo siglo. Compartieron la pasión de defender a la selección argentina, en la que formaron parte del centro del campo que conquistó la Copa América de 1993 y que viajó, sin éxito, a por el Mundial de 1994. La rivalidad no desentonó: calentaron motores con Sevilla y Tenerife y llegaron a su punto más álgido en el derbi madrileño, como referentes de Atlético y Real.
Entre los nacimientos de Giuliano Simeone (18/12/2002) y Federico Redondo (18/1/2003) apenas hubo un mes de diferencia, aunque sean de años distintos. Parecían predestinados a heredar los duelos de sus padres, pese a que sus hermanos también han intentado, con mayor o menor éxito, dedicarse al deporte rey. Este sábado se escribe el primer capítulo de una historia que sus padres vivieron, en Europa, en ocho ocasiones, con tres victorias para el «Cholo» y cinco para Redondo, que ganó los tres derbis en que coincidieron entre 1994 y 1997, curiosamente todos jugados en el Santiago Bernabéu.
Fede Redondo no será el único miembro del vestuario franjiverde de la 2025-2026 que tiene o ha tenido en casa el ejemplo de lo que es ser futbolista profesional. El entrenador y otros cuatro compañeros también han crecido entre estadios, viajes, copas, ascensos y balones: Eder Sarabia, Marc Aguado, Rafa Mir, Álvaro Núñez y Álvaro Rodríguez.
Competencia directa
El caso de Sarabia es bien sabido. Su padre, Manu, fue futbolista profesional en el Athletic entre 1976 y 1988, ganando los títulos de liga en 1983 y 1984. Cerró su capítulo de jugador en el Logroñés y luego tuvo un breve periplo como entrenador en el filial rojiblanco, Badajoz y Numancia antes de desarrollar una carrera mucho más extensa como comentarista y analista.

Manu y Eder Sarabia, durante una celebración familiar / E.S.
Por su parte, el de Marc Aguado nos lleva a una rivalidad, en este caso interna, similar a la anteriormente mencionada entre las familias Simeone y Redondo. La del centrocampista aragonés conoce también perfectamente a la del nuevo refuerzo franjiverde, ya que su padre, Xavi, se midió a Fernando Redondo en múltiples ocasiones como uno de los referentes de aquel gran Zaragoza de los años noventa que conquistó la Copa y la Recopa.
Xavi y Fernando nunca coincidieron en un vestuario, aunque se enfrentaron en 11 ocasiones, con un balance bastante equilibrado: cuatro triunfos para el español, dos empates y cinco victorias para el argentino. Ahora verán a sus dos hijos, en teoría, competir por llevar el timón del Elche de Sarabia, ya que ambos comparten posición. Marc Aguado ya ha enviado un aviso en la primera jornada, firmando una más que convincente actuación y siendo el jugador con más recuperaciones de Primera División.

Redondo defiende un córner en un Zaragoza-Real Madrid ante el ataque de Xavi Aguado, padre de Marc. / EPA
En el caso de Rafa Mir, como el mismo delantero se encargó de recordar en sus primeras palabras como futbolista del Elche, su padre tomó el mismo destino profesional que él en la temporada 1995-1996 para defender la franja verde. Y nunca mejor dicho, ya que Magín era un central a la antigua usanza, expeditivo (buena muestra de ello fueron las 24 tarjetas amarillas y 4 rojas que vio durante su único año en la ciudad de las palmeras, en Segunda B), que se formó en el Mallorca, con el que debutó en la élite, y que también jugó en Cartagena, Albacete (9 partidos en Primera) y Murcia, entre otros.

Magín, padre de Rafa Mir, durante su presentación como futbolista del Elche / INFORMACIÓN
Álvaro Núñez llegó hace un año al Elche sin hacer mucho ruido, pero traía bien aprendida la lección de casa para evolucionar en su carrera: trabajo y humildad. La aprendió de su padre, Carlos, que al igual que su hijo también pasó por las categorías inferiores de Lezama, pero sin llegar al primer equipo. Desarrolló su carrera, mayoritariamente, en la extinta Segunda B: Lemona, Cultural Leonesa, Amurrio… con un breve paso por el Sestao, de Segunda, en la 1990-1991, aunque sin debutar. Sus únicos seis partidos en la categoría de plata los disputó con apenas 18 años en el Bilbao Athletic.
La nómina de franjiverdes con padres exfutbolistas la cierra Álvaro Rodríguez, que creció en casa con los títulos que ganó Daniel Gregorio, conocido como «Coquito» en sus años en un grande uruguayo, Peñarol. A España llegó en 1989 para jugar en Segunda División con el Palamós, tras una experiencia en Austria y antes de regresar a Sudamérica. Compartió delantera con un clásico franjiverde como Sixto y, curiosamente, se lesionó la semana previa a visitar el Martínez Valero, estadio en el que ahora intenta golear su vástago.
Cuatro en el Atleti
Si en el Elche hay cinco casos de jugadores con padres exfutbolistas, el Atlético de Madrid no se queda muy atrás, con cuatro: el ya mencionado Simeone, Sorloth, Marcos Llorente y Hancko. Los nueve podrían hacer un corrillo el sábado y compartir las experiencias de su infancia teniendo a sus ídolos en casa.
De todos ellos, el caso más conocido en España es sin duda el de Marcos Llorente, cuya familia se extiende a otros deportes como el baloncesto. Su padre, Paco, le antecedió al militar en los dos principales clubes de Madrid, aunque en su caso hizo el camino inverso, para concluir su carrera en el Compostela.

Marcos Llorente, durante un partido con el Atlético / Associated Press/LaPresse
Los otros dos son mucho menos conocidos en nuestro país, al tratarse de noruegos y eslovacos. Sorloth, el hijo, que le hizo dos goles al Elche la temporada pasada en Copa del Rey, nació cuatro días después de que su padre, Goran, se retirase, tras haber pasado por el dominante Rosenborg de aquella época y haber tenido una aventura alemana poco exitosa en el Borussia Moenchengladbach. Por último, el progenitor de David Hancko, Jan, no llegó a jugar en categorías elevadas, pero sí a entrenar al Banik Prievidza. Simeone, Sarabia, Redondo, Aguado, Mir, Núñez, Llorente, Sorloth, Rodríguez… Mucho apellido ilustre coincidirá este sábado en el estadio Metropolitano. Todo por una bendita pasión heredada de padres a hijos. El Atlético-Elche de esta jornada es el ejemplo perfecto de que el «ADN fútbol» existe.
Más familia: primos, abuelos, hermanos…
La relación paterno-filial no es la única existente entre familias de las plantillas de Elche y Atlético. Hay más. Fede Redondo, por ejemplo, pertenece a una saga con padres, hermanos, primos y hasta abuelos que fueron futbolistas y/o entrenadores. Además, Martim Neto tiene a su primo (Pedro Neto) jugando en el Chelsea y Chust, Febas y Bigas tienen hermanos futbolistas, como Gallagher y Raspadori en el bando rojiblanco. Koke es primo de Fran García, del Real Madrid, y el padre y el abuelo de Griezmann también tuvieron o tienen vínculos directos con clubes franceses, como futbolistas, técnicos y presidentes.
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