Los políticos franceses van diciendo adiós a sus vacaciones sin que las portadas del papel cuché hayan tenido este año grandes alegrías a su costa. La peculiar solicitud del presidente Emmanuel Macron a los miembros de su gobierno, a los que reclamó «austeridad durante sus vacaciones», ha calado y no hemos no visto ni grandes viajes ni políticos subidos a yates.
La petición de Macron nació después de que el gobierno anunciase el plan presupuestario para 2026, con el que pretende llevar a cabo importantes recortes para reducir la deuda pública del país que dobla el límite marcado por la Unión Europea. Aún así, el Ejecutivo francés ha disfrutado de un par de semanas libres para poder descansar antes de la ‘gran rentrée’, que se prevé de alto voltaje.
Los Alpes y Córcega
Así, la mayoría de la cúpula ha preferido quedarse en territorio francés. El ministro del Interior, Bruno Retailleau, se ha dirigido a Vendée, al oeste del país. La ministra de Igualdad de Género, Aurore Bergé, ha visitado Eure y Alta Saboya, para después hacer una breve parada en Portugal. La ministra de Transición ecológica ha optado desconectar en la naturaleza y practicar senderismo en los Alpes. Otro de los destinos preferidos para los políticos y la ‘jet set’ francesa es Córcega. La isla reúne cada año a grandes caras conocidas, y este año se ha visto al ministro de Función Pública, Laurent Marcangeli; a su colega de Industria, Marc Ferracci, y a la ministra de Sanidad, Catherine Vautrin, disfrutando de sus famosas playas de agua cristalina y sus atardeceres.
Sin embargo, los pesos pesados del gobierno han decidido quedarse en París. El primer ministro, François Bayrou, prometió pasar el mes de agosto en la capital, al igual que el ministro de justicia, Gérard Darmanin. Bayrou ha tenido poco tiempo para descansar, enfrascado en varios viajes por el país para reunirse con los trabajadores franceses y en la preparación de un ambicioso plan de ahorro de 44.000 millones de euros para 2026 que deberá votar este otoño la Asamblea Nacional.
La oposición recarga pilas
La oposición se ha podido relajar algo más. Con menos responsabilidades, con los pies en la arena y con aspecto relajado, Jordan Bardella ha compartido algunas fotografías en sus redes sociales del inicio de sus vacaciones en la playa de Pampelonne de Saint-Tropez.
Sin embargo, este año, ni rastro público de su mentora, Marine Le Pen, por el momento. Aunque algunos años la prensa ha captado a la líder de Agrupamiento Nacional en el sur de Francia, concretamente en Cannes, los miembros del clan Le Pen cuentan con una residencia familiar en La Trinité-sur-Mer, Morbihan, donde se instalan de manera discreta desde mediados de julio hasta principios de agosto para disfrutar en familia. Un plan que suele coincidir con el de Emmanuel Macron, quien, lejos de escaparse lejos de Francia, prefiere quedarse en territorio conocido.
Vacaciones en familia
Como marca la tradición, el jefe de Estado francés pasa sus vacaciones en la residencia de verano presidencial del Fuerte de Brégançon, ubicada en Bormes-les-Mimosas (Var). Un lugar paradisíaco que se encuentra en la Costa Azul, entre acantilados, frente al mar y en plena naturaleza, aunque no siempre fue la residencia de verano de los presidentes de Francia. Esta fortaleza militar pasó a ser propiedad del Estado tras la Revolución y, a día de hoy, en su interior aún conserva importantes objetos históricos de la Primera Guerra Mundial, que los turistas pueden visitar siempre y cuando no esté el presidente pasando unos días en la zona.
Emmanuel Macron y el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, la semana pasada en el Fuerte de Brégançon / AP / LaPresse
Fue Charles de Gaulle quien estableció en 1964 la tradición de veranear en la zona, después de viajar hasta allí para asistir a la conmemoración del vigésimo aniversario del desembarco de Provenza. Tras pasar una noche de agosto en la fortaleza quedó completamente enamorado del lugar y, desde 1968, se estableció como la residencia oficial de verano de los presidentes de Francia. Un lugar al que la familia Macron acude cada verano desde 2017, durante dos o tres semanas. Este año no ha sido una excepción.
Según el libro ‘Elíseo en la playa’, publicado en 2021 por Pierrick Geais, Emmanuel y Brigitte tienen establecidas pequeñas costumbres durante sus días en el Fuerte de Brégançon. Por la mañana, el presidente mantiene su agenda y participa en reuniones a distancia, para después tomarse un descanso y practicar deporte por Bormes-les-Mimosas. Por la tarde, el jefe de Estado desconecta con su familia y disfruta de sus actividades preferidas, como bucear, ir en moto acuática o dar paseos en bicicleta.
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