Junto a los miles de desalojados estos días por los incendios forestales, Cruz Roja ha atendido a cientos de ellos en las instalaciones municipales habilitadas para la acogida masiva en Camarzana de Tera, Alcañices, Puebla de Sanabria y, actualmente, en el Centro de Negocios de Benavente. Junto a ellos también han llegado otros acogidos de cuatro patas a los que la organización de ayuda humanitaria también ha tenido que dar alimento y bebida, además de dejarles un espacio para su acomodo y pernoctación. «Para las personas que vienen con sus mascotas forman parte de su familia, hay que darles también atención», señala la responsable de Socorros y Emergencias de Cruz Roja de Zamora, Raquel Prieto.
Por ello, a las mascotas se les ofrece siempre agua y comida y a los animales a los que el incendio y el desalojo les ha alterado y que están «visiblemente nerviosos», Cruz Roja les ha facilitado «mantas para ponerles por encima de los transportines para que estuvieran más tranquilos». También se les pregunta a los dueños si sus animales de compañía tienen algún tipo de necesidad específica.
Por las cuatro instalaciones públicas habilitadas para la acogida masiva de desalojados en la provincia por los incendios de los últimos días han pasado un total de 34 mascotas, 22 de ellas eran perros, ocho catos, dos conejos y dos cobayas. Siempre las condiciones, por dimensiones y estructura del albergue lo ha permitido se ha reservado una zona aparte para las personas que llegaban con animales de compañía y, si no era posible, al menos se les ha colocado a todas ellas juntas. Por el momento «no ha habido ningún problema de convivencia» ni entre mascotas ni con las otras personas albergadas, «todo ha ido con normalidad», resume Raquel Prieto.
Personal de Cruz Roja acaricia una mascota en el albergue habilitado en Puebla de Sanabria. / Cedida
«El resto de personas albergadas entendían que las mascotas eran parte de la familia y no hemos tenido ninguna incidencia ni ninguna queja, todo lo contrario, todas las personas han estado muy colaborativas y todo ha ido bien», explica la responsable de Cruz Roja.
El conejo enano Stitch, «mi tercer hijo»
A decir de sus dueños, los animales de compañía también han notado la alteración de sus rutinas que ha supuesto el fuego. Eso manifiesta, por ejemplo, María José Gómez, una de las desalojadas en Benavente que dice de su mascota que «se ha portado muy bien, al llegar estaba un poquito nervioso, evidentemente, y más movido de lo habitual, pero es lo normal, ahora ya está más tranquilo». Su mascota es «Stitch», un conejo enano que en noviembre cumplirá cinco años y que nunca se había visto en la tesitura de enfrentarse a un desalojo.
María José Gómez, que reside en Barcelona, pero todos los años pasa un mes en su pueblo materno, Vigo de Sanabria, señala que cuando le comunicaron que debía abandonar el pueblo entre los suyos incluyó a «Stitch», su transportín, el heno para darle de comer y el bebedero, porque él es «uno más de la familia, mi tercer hijo».
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