Carmen tiene una hija de 14 años que, como la mayoría de chavales a esa edad, quiere volar sola. Viven en Tarragona y en su vida cotidiana aún no han surgido conflictos por las salidas con los amigos. Sin embargo, al llegar el verano, “todo se ha complicado de repente”, explica la madre a EL PERIÓDICO. Carmen tienen una casa en un pequeño pueblo de Castilla y León, donde la familia pasa buena parte de las vacaciones. Y este verano han descubierto, con preocupación, que los adolescentes de la edad de Laura “no tienen hora y pueden llegar, por la noche, cuando quieren”.
Pero Carmen siente que todavía no está “preparada” para irse a acostar y que su hija esté “sola por ahí”. “Más adelante, cuando vaya a discotecas y demás, me tocará pasar por ese trance pero todavía, con 14 años, me parece muy pequeña y una cosa es un día especial y otra que, a diario, se acueste de madrugada. Nosotros nos queremos acostar antes y no soy capaz de coger el sueño sabiendo que la niña está sola por ahí”.