Un simple vídeo sobre dulces de Mallorca —más allá de la clásica ensaimada— se ha convertido en una tormenta digital para un usuario que quiso mostrar, “con toda su buena intención”, la variedad de la repostería balear. El joven publicó en TikTok una grabación probando productos típicos como la coca de patata, el rubiol, la coca de albaricoque, el crespell o la duquesa, pero pronto recibió un aluvión de comentarios críticos que cuestionaban tanto su explicación como su conocimiento sobre las recetas.
“Me gusta más el Cacaolat”
El creador arrancaba la cata con un Laccao, bebida icónica en la isla. Consciente de la polémica que podía levantar, lanzó una confesión que terminaría encendiendo a muchos espectadores: “Yo he de decir que me gusta más el Cacaolat, pero jamás lo diré”, bromeaba en el vídeo.
Después recorrió varios dulces tradicionales, aunque con explicaciones imprecisas: definió la coca de patata como “ñoqui dulce en realidad, porque es patata con harina y poco más”; del rubiol admitió que “no sé de qué está hecho en realidad, pero está hecho como de una masa como especie como de galleta”; y sobre la duquesa llegó a reconocer: “tampoco sé muy bien qué tipo de masa es, ahora que lo pienso no tengo ni idea”.
El aluvión de ‘haters’
El vídeo se viralizó rápidamente, pero no solo por la curiosidad gastronómica. El propio creador relató después, en otra grabación, cómo empezó a recibir comentarios hirientes: “Me empezó a caer una de hate histórica”, explicó antes de leer en voz alta algunas de las críticas.
Hubo quien dudó incluso de su origen: “¿Pero tú eres mallorquín? Júramelo”, o quien directamente le llamó “más forastero que Mohamed”. Otros lo acusaron de banalizar la cultura local: “Tu discurso hace que el producto no tenga ningún valor, es como mofarse de todas las tradiciones de Mallorca”.
El reproche más repetido fue la falta de preparación: “¿Era tan difícil prepararse el vídeo consultando en Google o en ChatGPT la receta de los dulces? Qué contenido tan vago”, le escribió un usuario, comentario que el propio creador reconoció como “mi favorito”.
Entre la crítica y la ironía
Lejos de borrarse, el joven decidió reírse de la situación: “Si me llaman influmierder, eso me pone un poco contento porque significa que me ven como influencer, así que estoy cada día más cerca de vivir de no hacer nada y de tener cosas gratis”, ironizó.
Incluso quiso reconciliarse con uno de sus detractores más insistentes: “Sinceramente le quiero pedir perdón, lo siento muchísimo. Todo el día joseando, te invitaré a un Laccao”.
Promete una “parte dos”… ¿con más polémica?
Pese al revuelo, el creador ha adelantado que publicará una segunda entrega con otros dulces que sus seguidores le han recomendado y, más adelante, una versión salada: “Probablemente insultando otra vez a toda la gastronomía balear”, afirmó entre risas. Con o sin hate, parece que sus vídeos seguirán generando conversación sobre una gastronomía que, a la sombra de la ensaimada, ahora también gana protagonismo en TikTok.