El presidente del PP en Castilla-La Mancha, Paco Núñez, ha vuelto a demostrar que su discurso político se queda en lo coyuntural y rehúye lo estructural. Tras el anuncio de Pedro Sánchez de promover un gran pacto de Estado para la mitigación y adaptación a la emergencia climática, el líder regional de los populares ha despreciado la propuesta reduciéndola a una cuestión de “apagar fuegos cuanto antes”.
En declaraciones realizadas en Fuensalida (Toledo), Núñez insistió en que “el pacto que requiere hoy nuestro país es cómo apagamos cuanto antes, entre todos, el fuego”, y que todo lo demás “ayuda poco”. Su planteamiento obvia que los incendios que cada verano arrasan miles de hectáreas, obligan a evacuaciones masivas y dejan víctimas mortales son consecuencia directa del avance del cambio climático, que exige medidas coordinadas, inversiones sostenidas y una estrategia de futuro.
Lejos de reconocer esa realidad, Paco Núñez ha preferido alinearse con el bloque de presidentes autonómicos del PP, como Ayuso, Mañueco o Rueda, que reclaman más medios al Estado mientras esquivan cualquier debate sobre la planificación. Para el líder castellanomanchego, hablar de un pacto de Estado ahora es una “distracción”, ignorando que precisamente este tipo de acuerdos garantizaría más recursos permanentes, mejor coordinación y una política nacional de prevención y adaptación.
Su posición evidencia una contradicción difícil de sostener. Por un lado, Núñez exige más brigadas, más aviones y más militares; por otro, rechaza sentarse a diseñar un plan común que asegure que esos recursos no dependan de decisiones improvisadas o de coyunturas políticas. El resultado es un discurso corto de miras, útil para la confrontación partidista pero inútil para dar respuestas a largo plazo.
Solo apagar llamas
En una región como Castilla-La Mancha, donde la extensión forestal y la desertificación convierten cada verano en un polvorín, el mensaje de Núñez resulta especialmente chocante. La experiencia del dispositivo Infocam demuestra que la prevención es tan decisiva como la reacción inmediata. Sin embargo, el dirigente popular reduce todo a un presente inmediato, como si el problema se extinguiera con las llamas de agosto y no con estrategias que aborden las causas profundas de los incendios.
El rechazo al pacto propuesto por Sánchez coloca además a Núñez en la órbita de Vox, un partido instalado en el negacionismo climático y que desde hace años intenta desacreditar la evidencia científica. En lugar de situar a Castilla-La Mancha como actor relevante en una negociación de Estado, Núñez opta por el mismo guion, que no es otro que el de negar la urgencia climática y limitar la respuesta al envío puntual de recursos.
Cuando más necesaria es la unidad, Paco Núñez se aparta y renuncia a la oportunidad de defender los intereses de su tierra en un acuerdo nacional. Su intervención no solo lo sitúa en la política del parche, sino que priva a Castilla-La Mancha de un liderazgo que piense más allá del incendio de hoy y que se atreva a preparar el mañana.