El Arzobispado de Valencia comunicó este martes que el cardenal Antonio Cañizares ha recibido el alta hospitalaria tras más de dos semanas ingresado. El prelado «evoluciona favorablemente» y ha sido trasladado a su residencia donde seguirá recibiendo atención médica.
«Al tiempo que agradecemos las oraciones y muestras de afecto recibidas, les pedimos que continúen orando por su plena recuperación», explica el arzobispado en un comunicado.
Antonio Cañizares fue hospitalizado el pasado 7 de agosto por su «delicado estado de salud» a sus 79 años de edad. Entonces, el arzobispo de València, Enrique Benavent, pidió a los fieles «que eleven oraciones por Dios por el pronto restablecimiento de quien fue nuestro pastor».
Antonio Cañizares Llovera (Utiel, 1945) tomó posesión el 4 de octubre de 2014 y fue arzobispo de València hasta octubre de 2022, cuando presentó su renuncia por edad y fue sustituido por Benavent. Desde entonces es arzobispo emérito de la diócesis de València y está apartado de la vida pública, participando en actos en contadas ocasiones.
El prelado era uno de los cinco cardenales españoles que tenía derecho a voto en el cónclave para la elección del sucesor del papa Francisco, pero ya no acudió a Roma en mayo por su delicada salud. Sí que estuvo presente, en cambio, en el cónclave que eligió a Francisco tras la renuncia de Benedicto XVI.
Antonio Cañizares con el papa Francisco / L-EMV
El legado para Benavent
Antonio Cañizares cerró en 2022 ocho años al frente de la iglesia valencian con un amplio y elogiado trabajo pastoral, aunque no exento de críticas por sus postulados ultraconservadores. Además de impulsar la labor misionera, en el plano institucional deja como último legado a su sucesor Enrique Benavent la Comisión Mixta de Cooperación entre la Generalitat y el Arzobispado. Un instrumento para el asesoramiento y consulta en materia de protección del patrimonio cultural, educación, asistencia social y también sanitaria en centros hospitalarios del Sistema Valenciano de Salud.
Durante su pontificado, Antonio Cañizares promovió además la Gran Misión Diocesana y el Sínodo, así como la adoración eucarística y un nuevo papel de corresponsabilidad para los laicos.
La caída de las devociones y una menor afluencia a las parroquias, algo generalizado en la Iglesia española, es otro de los frentes que ha tenido que abordar el arzobispo Benavent. «Son dificultades que la Iglesia comparte en toda España», señalaba en la entrevista concedida a Levante-EMV días después de su nombramiento por parte del papa Francisco. «He enterrado a muchos más sacerdotes de los que he ordenado», comentaba.

El papa Ratzinger y el cardenal Cañizares, entonces arzobispo de Toledo y Primado de España, el 20 noviembre de 2008, pocos días antes de ser nombrado ‘ministro’ del Vaticano. / L’Osservatore Romano/ Archivo familiar del cardenal Cañizares
Benavent es partidario de que la enseñanza de religión se imparta de forma digna en los centros públicos para aquellas familias que así lo solicitan. En esa parcela Cañizares destacó por su férrea defensa pública de la libertad educativa y religiosa, que le llevó a impulsar la campaña #yoelijo.
A la iniciativa, desarrollada inicialmente por 730 colegios, se sumaron entidades y asociaciones del mundo educativo, cuyo Manifiesto Por la Educación en Libertad cruzó las fronteras de la Comunitat Valenciana. Se sumaron también Madrid, Aragón, Andalucía, Galicia y Murcia.
De Cañizares cabe destacar su papel en la pandemia, cuando se impulsó la misa a través de À Punt y en valenciano. Tampoco dudó el cardenal en sacar el maremovil con la imagen de la Mare de Déu en las Fallas de 2021. En algunos puntos hasta ejerció de copiloto.
Fundación Pauperibus
En 2021 gestó la Fundación Pauperibus para asistir a personas en situación de vulnerabilidad. Cuatro meses después recibió la aportación por parte de la Archidiócesis de más de 200.000 euros, 40.000 de ellos de donaciones particulares.
La invasión de Ucrania por parte de Rusia llevó a la creación de una Comisión Diocesana a través de la cual canalizar las ayudas de la Iglesia en Valencia. Fue la mayor colecta de la historia de la diócesis con más de 1,2 millones de euros. Más de 700.000 donativos fueron directos a Cáritas y cerca de medio millón de la colecta extraordinaria convocada por Cañizares.
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