El Sevilla está ultimando la salida de Loïc Badé al Bayer Leverkusen. El acuerdo entre las partes se ha confirmado en Alemania y, en el club, de puertas para adentro, casi que lo ratifican. Salvo un giro inesperado, el central dejará en las arcas algo más de 30 millones, sin duda, una buena operación económica que desatará la tormenta de gestiones que Antonio Cordón tiene en cartera desde hace dos meses y que aún no ha activado. La marcha de Badé puede venir acompañada de otro traspaso, como el de Juanlu. Además, nombres como Lukebakio y Agoumé siguen en la mesa de juego para entrar, en cualquier momento, en una operación de venta. Estas gestiones validarán económicamente a los técnicos para inscribir a todos los jugadores y para lanzarse al mercado a por los necesarios refuerzos que aún no han llegado.
A día de hoy, la nota de la planificación es deficiente. Las grietas del equipo aparecieron con descaro en San Mamés. Esta situación no pilla de sorpresa al director deportivo, que cuando llegó solicitó paciencia y confesó que no podría meterle mano al equipo hasta final del mes de agosto. El plan está trazado y habrá que ver cuál es el resultado.
Con el dinero en la mano, la idea de Cordón es ir al mercado para fichar un lateral derecho, uno o dos centrales (dependiendo de la complicada salida de Marcao, un centrocampista y un atacante. Parte del futuro del proyecto de Almeyda dependerá del acierto en estos movimientos que se esperan en los próximos días. Lo primero: vender a Badé.