Junio de 2022. El equipo de cirujanos de la Clínica Mayo, en Rochester (Minnesota, EEUU), liderado por el doctor Joaquín Sánchez Sotelo, destroza y vuelve a construir, a reconstruir, como si se tratase de un puzle el húmero derecho del catalán Marc Márquez Alentá. Es la cuarta operación en ese mismo brazo. Solo había que esperar a que la ciencia obrase el milagro porque, de ser así, todo el mundo sabía que Marc Márquez Alentá volvería a ser el de antes, pese a estar ya cerca a los 30 años.
Cuando logró convencer a Ducati de que él era el hombre a fichar, los 1.500 habitantes del ‘paddock’ del Mundial no tuvieron duda alguna: el mayor de los Márquez se convertiría, de nuevo, en un piloto invencible, recuperando su trono como el mejor del mundo, de la historia. Y ayer, en Spielberg, uno de los tres circuitos en los que todavía no había ganado (más Mandalika, en Indonesia, y Portimao, en Portugal), volvió a demostrar delante de mitos como Giacomo Agostini, Valentino Rossi y Casey Stoner que es el nº 1.
Lo que está protagonizando Marc Márquez este año, 21 victorias en 26 carreras, nueve dobletes (victorias en sábado y domingo en un mismo fin de semana) conseguidos en Tailandia, Argentina, Catar, Aragón, Mugello, Assen, Sachsenring, Brno y Spielberg, los seis últimos de forma consecutiva, no es más que la prolongación de todo lo ocurrido desde su debut, en MotoGP, en 2013.
Marc Márquez, en el corralito, junto a Gemma Pinto, su pareja, mientras le felicita David Tardozzi, Team Manager de Ducati. / ALEJANDRO CERESUELA
El jovencísimo Marc Márquez fue tercero en su primera carrera en la máxima categoría, en Catar-2013, detrás de dos mitos como Jorge Lorenzo y Valentino Rossi. El siguiente gran premio, es decir, en su segunda carrera entre los reyes, ya les ganó, en Austin (Texas, EEUU), convirtiéndose en el ganador más joven de la historia, con 20 años y 63 días. Se subiría 16 veces al podio en 18 carreras, de las que ganaría seis: Austin, Alemania, Laguna Seca, Indianápolis, Brno y Aragón. Y, finalmente, se convertiría en el campeón más joven al colocarse la corona con solo 20 años y 266 días.
Lo que MM93 hizo, con 20 años, en 2013 y está repitiendo, ahora, con 32, es simplemente la prolongación de lo que hizo en 2014, cuando ganó los 10 primeros grandes premios: Catar, Austin, Argentina, Jerez, Le Mans, Mugello, Barcelona, Assen, Sachsenring e Indianápolis.
Y ¡ojo!, empieza a ser muy parecido a su año dorado: 2019. Aquel año, el ‘canibal’, ‘ET’, ganó 12 grandes premios (Argentina, Jerez, Le Mans, Barcelona, Alemania, Chequia, San Marino, Aragón, Tailandia, Japón, Australia y Valencia), quedó segundo en otros seis ¡segundo! y se cayó en Austin, cuando era líder en solitario.
“¡Ojalá!, pero no creo que pueda ganar los nueve grandes premios que restan. Ahora viene Balatón, que es nuevo para todos, aunque es un circuito de izquierdas. Luego, viene Barcelona y todo el mundo sabe que Montmeló no se adapta muy bien a mi estilo de pilotaje. No sé, lo que sí sé e intentaré hacer es ponérselo difícil al resto”
Marc siempre dice que él no persigue récords ni mira las estadísticas. Puede. Pero, ahora, está persiguiendo a Valentino Rossi y, antes, persigue a su compañero ‘Pecco’ Bagnaia, ahora en crisis, que, en 2024, es decir, el año pasado perdió el título a manos de Jorge Martín pese a ganar 11 grandes premios. Marc suma ya nueve y ¡faltan aún otros nueve!, que son Balatón (Hungría), que se estrena este fin de semana, Barcelona, Misano, Motegi, Mandalika, Phillip Island, Sepang, Portimao y Cheste.
Lo intentará, sí
¿Se ve ganando las nueve carreras que restan?, le preguntaron ayer a Marc Márquez antes de abandonar Austria. “¿Todas?, no, no va a pasar. Bueno ¡ojalá!, pero no creo, no. Ahora viene Balatón, que es nuevo para todos aunque es un circuito de izquierdas y, mira, me puedo adaptar bien, también la Ducati. Pero, luego, viene Barcelona y todo el mundo sabe que Montmeló no se adapta muy bien a mi estilo de pilotaje. No sé, lo que sí sé e intentaré hacer es ponérselo difícil al resto”. Intentará ganar las nueve que quedan, no lo duden.
Márquez supera ya a su hermano Àlex por 142 puntos, que significan, casi, casi, que podría dejar de correr cuatro grandes premios y seguiría siendo (o casi) líder. Supera por 197 al tricampeón Bagnaia, lo que es una auténtica locura. “Repito, no pienso cambiar mi mentalidad, mi estrategia y el planteamiento de cada fin de semana. Es más, estoy haciendo un trabajo especial para autoconvencerme para el día que no gane y otros sean más veloces que yo, día que llegará, seguro. Y ese día lo aceptaré y felicitaré al vencedor”.

Marc Márquez celebra, eufórico, la primera victoria de su vida en Austria. / ALEJANDRO CERESUELA
El mayor de los Márquez reconoció que tenía “más o menos” controlado al prodigioso ‘rookie’ Fermín Aldeguer, compañero de su hermano Àlex en el equipo Gresini. “Apreté cuando me dijeron que venía y arañé algunas decimitas. Tenía un poquito más guardado en la parte final de Spielberg, pero si lo hubiese tenido que exprimir, ya hubiera entrado en riesgo. Fermín tiene un estilo muy fino que le permite mimar los neumáticos y, sobre todo, frena muy, muy, dócil y eso le ayuda a desgastar las gomas menos que nosotros”.
Y Márquez desapareció de Spielberg, habiendo tachado ya el trazado austriaco de los que se le resistía. “Perdí tres años, en la última vuelta, ante la moto roja, pero este año el que llevaba la moto roja era yo y no podía fallar”. Ahora, visita Balatón (Hungría) donde tampoco a ganador, normal, porque es la primera vez que se corre. Y lo visita, insiste, pensando que puede haber alguien que le gane. “En Brno, Àlex fue casi más rápido que yo. Aquí, en Spielberg, Aldeguer ha sido casi más rápido que yo. De momento son ‘casi’, pero puede llegar quien me vuelva a vencer, sí”.
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