atrapados en la jaula de oro

Cada mes, millones de trabajadores en España contemplan su nómina con una mezcla de resignación y ansiedad. Observan una cifra considerable que se desvanece bajo el epígrafe «Contingencias Comunes», la sangre que alimenta el colosal sistema público de pensiones. Pagan con la esperanza, cada vez más frágil, de que cuando les llegue el turno, el sistema que hoy sostienen no se haya convertido en un gigante con los pies de barro.

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