Es un búnker con medidas de seguridad extremas, se accede con huella dactilar y claves numéricas y se encuentra bajo tierra en un local de oficinas alejado del centro de Sant Cugat del Vallès. En este acorazado habitáculo se hallan instalados los superordenadores que almacenan escrituras de compraventas, testamentos, préstamos hipotecarios y los múltiples trámites en los que participan los 2.900 notarios que ejercen en España. Las cifras revelan la importancia del Centro Tecnológico del Notariado: sus computadoras guardan 160 millones de documentos en formato electrónico y 25.000 millones de datos. En un solo día, por este complejo pasan 500.000 comunicaciones, tanto enviadas por notarios como remitidas a organismos públicos y privados.
Este centro tecnológico, que depende del Consejo General del Notariado, ocupa dos plantas en un moderno edificio de oficinas situado en un polígono industrial. Sus dependencias son funcionales y en ellas trabajan alrededor de 300 personas (más otras 100 en una sede que se encuentra en Madrid), la mayoría programadores informáticos. Son espacios totalmente diáfanos. Solo en una de las áreas se rompe la monotonía con unas pantallas de televisión donde se reflejan las operaciones que se están realizando y se controla que todo funcione correctamente.
En un solo día, por este complejo pasan 500.000 comunicaciones, tanto enviadas por notarios como remitidas a organismos públicos y privados
Centro Tecnológico del Notariado, en Sant Cugat del Vallès. FOTO de ZOWY VOETEN / Zowy Voeten / EPC
El búnker, por razones lógicas, está en una zona con acceso restringido. La razón es simple: ahí se custodian datos de la vida personal, económica y empresarial de 49 millones de españoles que deben ser protegidos. En el sótano se encuentran torres y torres gigantes de servidores. Entre los equipos que almacenan esa información hay uno distinto al resto: una computadora que recuerda a una caja fuerte protegida en una especie de celda de alta seguridad. En ella se guardan los certificados digitales, una de las piezas más sensibles del sistema.
En el búnker hay un equipo distinto al resto: una computadora protegida en un compartimento que recuerda a una caja fuerte. En ella se guardan los certificados digitales, una de las piezas más sensibles del sistema
El acceso a ese cubículo exige un protocolo más sofisticado y restrictivo: no basta una contraseña ni huellas dactilares, sino la participación de dos personas diferentes. Los lectores de huellas están situados a varios metros de distancia, de manera que resulta imposible activarlos a la vez por un único individuo. Solo cuando dos manos, de dos personas distintas, se posan al mismo tiempo sobre los sensores, la puerta se abre. Es el principio del “doble control”, un mecanismo pensado para que nadie pueda entrar en solitario. Todo ello bajo la supervisión permanente de un equipo de ciberseguridad que vela por evitar cualquier intrusión.
Los convenios con importantes compañías tecnológicas han hecho posible construir una arquitectura de red distribuida por toda España que ha permitido instalar 2.900 servidores seguros, uno en cada notaría, conectados a su vez a los servidores del centro de Sant Cugat. Así, los documentos electrónicos que cada día redactan los notarios se almacenan en los servidores de alta gama que procesan cientos de trámites al mes. El papel, el original, permanece en la notaría. A través de este sistema, a su vez, se distribuyen miles de documentos a los registros oficiales y a la Administración. Hasta ahora, se han invertido más de 160 millones de euros en el desarrollo de nuevas aplicaciones informáticas, comunicaciones e infraestructura tecnológica.

Alberto Martínez Lacambra, director general del Centro Tecnológico del Notariado. FOTO de ZOWY VOETEN / Zowy Voeten / EPC
Blanqueo de capitales
Una de las aplicaciones utilizadas por el notariado se denomina Signo. En ella se integran más de 8.000 entidades públicas (como ministerios, Hacienda o el Consejo General del Poder Judicial) y privadas que permiten la comunicación relevante, la realización de gestiones y el pago de impuestos. A través de este sistema, el centro tecnológico maneja un volumen de cifras abrumador. Por ejemplo, remite al año 5,5 millones de comunicaciones de fichas de resumen; cinco millones de copias electrónicas y de últimas voluntades; 1,2 millones de documentos hacia ayuntamientos para la liquidación de plusvalías; tres millones de inscripciones telemáticas en registros; un millón de cambios de titularidad catastral, o 900.000 partes testamentarios. Este volumen de notificaciones describe, en realidad, la actividad social y económica de un país.

Centro Tecnológico del Notariado, en Sant Cugat del Vallès. / Zowy Voeten
El centro tecnológico ha desarrollado una aplicación para identificar operaciones de riesgo de blanqueo de capitales: se registran unas 5.000 actuaciones al año
A su vez, el centro tecnológico ha desarrollado también una aplicación para identificar operaciones de riesgo de blanqueo de capitales para informar a autoridades (se registran unas 5.000 actuaciones al año), como el Sebplac, la unidad de inteligencia financiera de España. También han puesto en marcha un portal de atención al ciudadano, otro para banca y otros servicios relacionados. Su primer objetivo fue desarrollar la firma electrónica notarial, gracias a la cual los notarios españoles pueden realizar millones de trámites telemáticos con plena seguridad.
Radiografía económica y social
Es indudable que tal volumen de datos da cuenta de los movimientos económicos, sociales y personales de un país. “Aquí vamos acumulando los datos de todas las escrituras y, en estos momentos, tenemos una de las mayores bases de información de toda España, con 25.000 millones de datos, por lo que podemos tener una radiografía perfecta de lo que ocurre en el mercado de la vivienda, en el de la empresa y en el ámbito de las personas”, asegura a este diario Alberto Martínez Lacambra, director general del Centro Tecnológico del Notariado. “Es importante no perder de vista que cada día en las notarías comparecen entre 60.000 y 70.000 personas. Es un servicio esencial para este país y para el desarrollo de la economía. Cada año se realizan cerca de ocho millones de escrituras: es un volumen de actividad importante”, explica.
“Tenemos una de las mayores bases de información del Estado, con 25.000 millones de datos, por lo que disponemos de una radiografía perfecta de lo que ocurre en el mercado de la vivienda, en el de la empresa y en el ámbito de las personas”

José Carmelo Llopis, consejero delegado del Centro Tecnológico del Notariado y decano del colegio de Valencia. FOTO de ZOWY VOETEN / Zowy Voeten / EPC
El consejero delegado del centro tecnológico y decano del Colegio Notarial de Valencia, José Carmelo Llopis, destaca que los notarios son, «a la vez, funcionarios públicos y profesionales del Derecho». «Como funcionarios somos un servicio público de interés general”, añade. En su opinión, “este servicio no puede prestarse sin el centro tecnológico, porque el grado de digitalización del notariado es enorme y cada vez mayor». Explica Llopis que esa transformación digital no solo se refleja en la relación entre notarios -muy importante para dar celeridad y mayor eficacia a las comunicaciones y, en definitiva, a las transacciones económicas-, sino también en relación con la Administración”. Por ejemplo, precisa este notario, tiene el deber «de colaborar con la administración tributaria, con el catastro y con otras instituciones, sin que esto suponga ningún coste para la Administración, ni, sobre todo, para el ciudadano».
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