Un pescador gallego tropieza con una vasija rota en la playa y descubre una joya de oro de 3.000 años que nadie esperaba encontrar

Un hallazgo fortuito que cambió la historia

El 7 de abril de 1976, José Vicente Somoza, un pescador gallego,
preparaba un cobertizo junto a la playa de Leiro, en Rianxo (A
Coruña), cuando su pala golpeó una tosca vasija de barro. Al
romperse, dejó al descubierto un objeto dorado que cambiaría para
siempre el conocimiento sobre la Edad del Bronce en Galicia: el hoy
conocido Casco de Leiro.

Se trata de una pieza semiesférica, elaborada a partir de una
sola lámina de oro martillado, con un peso de 270 gramos, 19,5
centímetros de diámetro y 15 centímetros de alto. Su superficie
está cubierta por una decoración repujada en bandas de círculos
concéntricos y pequeñas protuberancias, en un patrón tan
meticuloso como simbólico. La punta superior, plana y en forma de
cono truncado, añade un elemento que muchos relacionan con funciones
rituales o representativas.

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