El turismo de interior de las tres provincias aragonesas ha convencido a los visitantes, que han acudido en masa a los paisajes de la comunidad en un puente de agosto que desde el sector califican como «fenomenal». Los alojamientos rurales se han repuesto de un tibio comienzo del verano mientras que las asociaciones de empresarios subrayan el buen funcionamiento durante la Virgen de agosto en comparación con el año pasado.
La ocupación, ya de por sí buena a mediados de agosto, se ha aupado hasta casi rebosar por coincidencia del día festivo con un viernes, lo que ha habilitado el puente. «Los valles pirenaicos han funcionado fenomenal. Ya no solo Benasque o Jaca, que siempre van bien, sino otras zonas como el valle de Tena, donde ha habido bastante más ocupación que el año pasado», señala Anabel Costas, vicepresidenta de la Asociación de Hostelería de Huesca.
“Veníamos de un julio con pernoctaciones inferiores a las del 2024, pero la primera quincena de agosto ha funcionado muy bien. Estamos rozando el lleno en la provincia de Huesca, con Zaragoza casi al 85% y con Teruel entre el 90 y el 95%”, apunta Sara Ros, presidenta de la Federación Aragonesa de Turismo Rural (Faratur).
El puente ha contribuido a mejorar las perspectivas en las zonas golpeadas por las lluvias torrenciales, como el Bajo Aragón histórico o el entorno del Campo de Belchite. La conjunción entre los destrozos y la ola de calor hizo caer en picado la ocupación, pero los días festivos han resultado atractivos para la zona.
“Hemos tenido más gente de lo normal, pero un puente en agosto no se nota tanto como en otras fechas”, pondera José María Ciria, presidente de la Asociación Turística Empresarial del Valle de Benasque, que destaca la buena ocupación registrada en la primera quincena de agosto, rozando el pleno. «Hasta el 15 de agosto ha ido muy bien y tenemos buenas perspectivas incluso en septiembre. Se espera que haga calor y que la gente venga a la montaña, por lo que estamos pendientes de las reservas de última hora», señala el responsable del valle ribagorzana.
Quedan dos semanas de agosto por delante en las que el sector turístico aragonés espera consolidar los resultados obtenidos hasta la fecha. El tiempo, tanto para el final de mes como para el inicio de septiembre, será clave en las cifras de ocupación, dado que cada vez es más habitual reservar a última hora. Si es inestable y lluvioso, reducirá la afluencia, pero, por otro lado, podría asegurar buenos niveles de ocupación en octubre y noviembre, cuando llega la temporada de setas, que atrae a miles de aficionados a la micología de toda España.