Si hay goles que definen a un equipo y a un proyecto, el Dépor no tardó ni medio partido en proponer el suyo. La parte final de la jugada del primer gol, desde que encara Luismi, corrió ayer como la pólvora en las redes sociales y por internet y su exposición no ha parado de incrementarse. Su viralidad es indudable, su estética también. Y eso que el estándar tiktok la había minimizado. Son 68 segundos con 25 pases en los que intervienen 9 de los 11 futbolistas del Dépor que estaban en el campo en ese momento. Mismo idioma. Solo se quedaron fuera del rondo Germán Parreño y Miguel Loureiro. Una sinfonía perfecta que acabó con ese tiro cruzado de Mario Soriano y que tuvo el epílogo de su celebración, a lo Joker, en la que también hace ademanes de director de orquesta. Redonda por fútbol, por estética, por eficacia.
Y es que desde que Weissman se tira al suelo y la recibe Escudero hasta que el madrileño desnuda a Luca Zidane la jugada es un manual de recursos, inteligencia y paciencia. La que tiene el equipo para madurar la jugada, la que tiene, Luismi Cruz, uno de sus grandes protagonistas, para no aparecer hasta que es decisivo y vertical. El equipo, que tampoco había estado excesivamente brillante hasta entonces, supo fisura a fisura ir derribando el dique de contención que había construido Pacheta. La calidad apareció y brotaron las vías de agua.
Curiosamente los que más intervinieron en la jugada fueron los que más lejos estuvieron de su finalización. Dani Barcia y Arnau Comas dieron cuatro pases cada uno. El catalán fue, especialmente, importante porque rompió por dentro con un pase interior que encontró a Diego Villares (3 pases) antes de que Luismi Cruz (1) cambiase de ritmo. Escudero (2) dio continuidad, Gragera (3) fue siempre apoyo en salida por momentos de tres, Yeremay (3) apareció en banda y por el centro para templar o descargar hasta de tacón, Soriano (3) jugó de cara y de espaldas hasta rematar y Zaka (2) marcó la diferencia al primer toque. Jugada total, fútbol total para romper un partido en el que el Dépor se elevó cuando fue más fiel a su esencia, a la de clase.
Mario Soriano reconocía en zona mixta, tras acabar el partido, que «no» había visto aún la jugada de ese primer tanto, pero las sensaciones que tuvo en el campo, el patrón que dibuja son muy aproximados: «Hicimos una jugada muy buena, fueron muchísimos pases de un lado a otro, atrayendo de un lado a otro, girando, moviendo el balón rápido. Si lo hacemos así siempre, buscamos a esa gente entre líneas y los llevamos fuera y rompemos, es más fácil».
El Dépor empieza fuerte con un golpe de autoridad por resultado y por fútbol. Le queda mucho, pero con esta calidad y creando el hummus perfecto para que aflore, será todo mucho más sencillo. Quedan diez meses para pelear, crecer, disfrutar y soñar.