el aviso de un meteorólogo por el riesgo de fuertes lluvias

Llega el fin del periodo canicular pero todavía tenemos por delante unos días de calor intenso, después de que las temperaturas en estas jornadas hayan estado cercanas a los 40º. Encaramos el final ya del verano y, a partir de ahora, las tormentas en caso de producirse pueden ser intensas. 

Son fenómenos típicos del final de esta estación y del otoño, con lo que nos adentramos en el periodo de mayor probabilidad de lluvias intensas y que, no siempre pero que suele traer episodios de gotas frías. 

Si se dan los condicionantes de humedad, vientos de componente marítimo e inestabilidad en altura, la temperatura del mar Mediterráneo puede servir de potenciador. Vamos, que es combustible para la llegada de las temidas lluvias torrenciales. 

Así lo alerta en COPE el experto de Meteored, Francisco Martín: «Yo siempre digo que, el Mediterráneo, cuando se calienta más de lo normal, como está ocurriendo, tenemos ahí un bidón de gasolina«. 

Por sí solo, la temperatura del mar no provoca precipitaciones intensas e incluso torrenciales, pero es un ingrediente que puede ser clave en caso de que lleguen. «Si no echamos una cerilla, no pasa nada; nos bañamos con temperaturas muy agradables para unas personas… para otras no. Pero lo que tenemos ahí es un bidón de gasolina de primera cantidad«.

El riesgo

Si esas condiciones se dan, podemos esperar, en los próximos dos meses y medio o tres, lluvias que dejen importantes acumulados y no hace falta recordar lo destructivas que pueden llegar a ser, un claro ejemplo lo tenemos en la retina con lo ocurrido en Valencia el pasado octubre. 

Ojalá que no se acaben produciendo pero ya hemos visto lo que las lluvias torrenciales pueden traernos. En estos momentos la temperatura del mar en la Comunitat Valenciana ronda los 28,5º.

«Cuando llegue una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), aunque no tiene que ser una DANA, o llegue una vaguada fría como pasó en julio o un frente frío que se quede estancado en la zona costera o el propio flujo de viento de Levante, son cerillas que, una vez que se tiran sobre un Mediterráneo relativamente cálido, pueden provocar que una suma de ingredientes den lugar a lluvias fuertes de carácter torrencial«.

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