Ignacio Montes ha demostrado que no hay personaje que se le resista. En los últimos años, su carrera ha estado marcada por una dualidad fascinante: la del joven inspector Zárate en La novia gitana y la del impredecible Nando en La Encrucijada. Dos roles opuestos que confirman su versatilidad y lo consolidan como uno de los rostros más potentes de la ficción de Atresmedia.
En La novia gitana, Montes se metió en la piel de Ángel Zárate, un inspector recién incorporado a la BAC (Brigada de Análisis de Casos), que se convierte en el nexo entre el espectador y el oscuro universo criminal que rodea a la protagonista, Elena Blanco. Su interpretación fue contenida, empática y llena de matices, aportando humanidad a una serie marcada por la tensión psicológica y el dolor.
Pero si Zárate representaba la ley, Nando es todo lo contrario. En La Encrucijada, la nueva serie de Antena3, Montes interpreta a un exconvicto que acaba de salir de prisión y que no tarda en volver a cruzar los límites de la legalidad. Su personaje es magnético, peligroso y emocionalmente impredecible. Un ‘villano’ con carisma que amenaza con dinamitar la vida de Julia, interpretada por Samantha Siqueiros.
Este contraste entre ambos papeles no es casual. Ignacio Montes lleva años construyendo una carrera sólida dentro del ecosistema de Atresmedia. Ha participado en producciones como El secreto de Puente Viejo y Beguinas, y el actor ha sabido evolucionar con cada proyecto, abrazando personajes más complejos y oscuros.
Con La Encrucijada, Ignacio Montes no solo se reafirma como uno de los actores más versátiles de su generación, sino que también se convierte en una de las apuestas más firmes de Atresmedia para liderar sus ficciones más ambiciosas.