La Audiencia ha confirmado en Elche la condena a la directora de una guardería de Santa Pola por causar lesiones leves a una niña de 16 meses que zarandeó en la escuela infantil porque no quería comer y ha desestimado el recurso de la denunciada, que alegó en el juicio que los moratones pudieron ser causados por las cintas de una trona. El juzgado de Instrucción número de Elche dictó una sentencia condenatoria en la que imponía a la directora de la guardería una pena de multa de 540 euros por un delito leve de lesiones y una indemnización de 1.148 euros a la madre de la niña por las lesiones y el daño moral sufrido.
Los hechos declarados probados en la sentencia que ha confirmado recientemente la Sección 11ª de la Audiencia, con sede en Elche, y contra la que ya no cabe recurso, ocurrieron el 24 de abril de 2024 en la guardería «Chiqui School» de Gran Alacant, en Santa Pola. Una niña de 16 meses se encontraba con una educadora que intentaba darle de comer y no quería, por lo que la trabajadora preguntó a la tutora anterior, a través de walkie-talkie, si tenía algún juego o canción para que comiese. Le dijo que no e intentó de nuevo sin éxito que la pequeña comiera. No lo consiguió y volvió a preguntar a través de walkie-talkie, momento en que contestó la directora de la guardería diciendo que iría ella.
Al personarse la denunciada en el aula, añade la sentencia, la menor rompió a llorar. La directora cogió a la niña con fuerza, la sentó en su regazo e intentó introducirle la cuchara en la boca. La pequeña se negó a comer y la mujer, «actuando sin ningún tipo de paciencia, ni consideración hacia la menor, la zarandeó de malas formas».
Estos hechos fueron presenciados por una auxiliar del centro, que se encontraba en un aula colindante y al escuchar los fuertes llantos de la menor se giró y sorprendió a la directora zarandeando a la niña.
A continuación la denunciada se llevó a la niña al cambiador, le cambió toda la ropa y le dijo a la educadora de la niña que tenía los brazos un poco «rojitos» y que si los seguía teniendo así por la tarde, a la hora de entregarla a los padres, que saldría ella a hablar con la madre. Sin embargo, hizo caso omiso y, cuando pasó la hora de la siesta y la educadora iba a darle la merienda, observó una rojez en un hombro que le asomaba por la camiseta. Le quitó dicha prenda de vestir y comprobó que tenía moratones en ambos brazos y en el hombro, según se recoge en el fallo judicial.
Al ver estas lesiones, la educadora llamó a la directora y le dijo que la niña no tenía «rojez» como ella le había indicado, sino morados. La directora se hizo «la sorprendida» y la educadora se percató de que le habían puesto en los brazos Arnidol, un producto que se utilizan en menores para pequeños golpes.
Según el informe forense, la menor sufrió «múltiples lesiones equimóticas por presión, localizadas en ambos brazos, espalda y cuello, así como en región periumbilical». Añade la sentencia que tras una primera asistencia facultativa sufrió «un perjuicio personal básico por lesión temporal de cuatro días».
La denunciada negó en el juicio haber zarandeado a la niña y señaló que lleva trabajando unos 16 años en la guardería. Asimismo, precisó que desde los 17 años trabaja con menores y recién nacidos y nunca ha tenido problema alguno ni quejas por parte de los padres. Alegó que las lesiones que presentaba la niña podían ser compatibles con las cintas de la trona. Dijo que cuando entró en el aula estaba en la trona y no quería comer, que la cogió, le cambió el babero e intentó darle un yogur, pero no quería. Además indicó que no vio las marcas hasta que la levantaron de la siesta.
Por contra, un auxiliar declaró que la denunciada intentó darle de comer zarandeándola y que le extrañó que la llevara al cambiador para cambiarle de ropa, algo que no solía hacer.
La madre, asistida en el proceso por el abogado Francisco Moreno Arranz, señaló en el juicio que cuando fue a recoger a su hija una de las educadoras le comentó que como no quería comer intervino la ahora condenada y que tenía «unos rasguños». Acto seguido le quitó la camiseta y observó que tenía morados y arañazos en brazos, cuello y espalda.
La defensa aportó un informe pericial que señalaba que las lesiones podían ser compatibles con las cintas de la trona. Sin embargo, el médico forense -perito imparcial- sostuvo que eran compatibles con las manos y que era muy poco probable que se hubiesen ocasionado con la cinta de la trona.