Patadas, puñetazos, gritos y mucha agresividad. Ese fue el comportamiento que sorprendió a todos los feligreses que asistian a la misa del jueves por la tarde en la Catedral de València, y al sacristán que fue agredido en primera persona. Los hechos sucedieron durante una eucaristía.
Este varón, que estaba borracho, se había quedado dormido sobre uno de los bancos del templo. Según ha podido saber este diario, el sacristán le despertó y le invitó a salir, algo que no sentó bien al aludido, que se despertó violento, agresivo y comenzó a dar puñetazos al religioso.
En un primer momento, la iglesia quedó en silencio pero acto seguido todos los feligreses intervinieron para parar la violencia y también fueron damnificados. Tras intentos de hablar con él y recibir patadas y amenazadas, finalmente el sacristán lo inmovilizó.
Por último, tal como han relatado testigos a este diario, «lo cogieron el resto de feligreses una vez placado y el hombre se retiró». Eso sí, después de dar «un par de puñetazos al sacristán que fue el que más recibió y acabó inmovilizándolo».