El mercado estival de fichajes avanza y, a dos semanas de su cierre, entra en plena ebullición. Operaciones que parecían estancadas se empiezan a desbloquear, especialmente ante las necesidades de ciertos clubes de aflojar en sus pretensiones… y la baza de otros, los más saneados en sus cuentas, de jugar con el tiempo a su favor.
En este último grupo estaría el Elche, que como suele ser habitual con Christian Bragarnik al mando no se corta a la hora de apretar en las negociaciones, con agentes y clubes, en busca de las condiciones más ventajosas posibles para un traspaso o cesión.
Rafa Mir, delantero murciano del Sevilla, es uno de los nombres que han saltado a la palestra en los últimos días con relación al «mercato» franjiverde, tras la información de «Estadio Deportivo» del interés del Elche por hacerse con su cesión. Una realidad a la que, sin embargo, parece que le queda negociación por delante.
Al futbolista, que no entra en los planes de Matías Almeyda, entrenador del conjunto hispalense, y por el que el propio Sevilla está deseando encontrar una solución, no le faltan cualidades que le vendrían de lujo al proyecto de Eder Sarabia. Tiene 28 años, por lo que está entrando en la etapa de madurez de un jugador, buena planta y juego de espaldas, movilidad y un gol que, eso sí, apenas ha explotado en la élite.
«¿Rafa Mir? No hablo de jugadores que no están aquí. Si viene él u otro, cuando estén, hablaré»
Los contras de Rafa Mir
Los contras también son más o menos conocidos. En primer lugar, su caché. Cobra demasiado para el Elche, por lo que la única vía para llegar a un entendimiento sería que el jugador renunciase a dinero, algo a lo que no parece muy predispuesto, o a que el Sevilla, que le tiene contratado hasta 2027, le pague un alto porcentaje de la ficha.
Bragarnik tiene muy marcadas las escalas salariales y no se va a salir de las mismas por ningún futbolista, salvo que llegase una propuesta irrechazable y poco factible. Además, las operaciones de cesiones puras no son prioritarias, ya que la intención es contratar futbolistas que puedan ofrecer un rendimiento deportivo y económico a medio-largo plazo, como se está pudiendo comprobar tanto en los fichajes de este verano como en los de los pasados años.
El segundo es el ruido extradeportivo que acompaña a Rafa Mir desde hace tiempo, tanto el que se ha hecho público como el que no. Está pendiente del veredicto de un juicio por una supuesta agresión sexual y, aparte de esto, no ha conseguido asentarse en ninguno de los vestuarios en los que ha estado. Hace años que precisamente esto, la unión grupal, es uno de los fuertes del Elche y se trata de cuidar al máximo en las contrataciones y cesiones.
Un talento sin explotar
A Rafa Mir, según da a entender su entorno, le seduce la posibilidad de jugar en el Elche. Se mantendría en Primera, cerca de casa y con un estilo de juego que le vendría a la perfección para brillar. Tanto él como su familia conocen perfectamente el entorno franjiverde. Su padre, el exfutbolista Magín Mir, jugó en el Elche la temporada 1995-1996 (32 partidos en Segunda B, con una cifra casi insólita de amonestaciones: 24 tarjetas amarillas y 4 rojas) y el propio Rafa brilló con luz propia en la 2017-2018, cuando visitó con el filial del Valencia el Martínez Valero y firmó una actuación excepcional, doblete incluido.
Rafa Mir, en imagen de archivo / Joaquin Corchero / AFP7 / Europa Press – Archivo
Rafa Mir salió de la cantera del Valencia en 2018, cuando el Wolverhampton inglés pagó 2 millones de euros por él. Jugó en Segunda con Las Palmas y Huesca, logrando el ascenso con los altoaragoneses en 2020. Pese a descender en la 2020-2021, firmó su mejor temporada goleadora en la élite, al ver puerta en 13 ocasiones, lo que hizo que el Sevilla pagara 16 millones por hacerse con sus servicios. Tras tres años yendo de más a menos en el cuadro hispalense, el curso pasado fue cedido al Valencia, donde disputó 20 partidos de liga y marcó un gol.
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