Con la llegada del verano y el previsible descenso en la actividad política, tiene visos de rebajarse, la agenda político-mediática comienza a estar dominada por lo que antes se conocía como ‘serpientes de verano’.
En estos últimos días, y semanas, el paisaje político no se explica tanto en esa lógica veraniega como en la estrategia a largo plazo – exitosa por el ahora para sus intereses-, desplegada por Vox: situar la inmigración, y en particular al inmigrante, en el centro del debate político.
Así, hemos pasado de los incidentes en Torre Pacheco, donde el grito de guerra era salir a la ‘caza al inmigrante’, a la moción impulsada en Jumilla -y aprobada con el PP tras sus matices- que ponen en peligro la celebración de ritos de otras confesiones religiosas diferentes a la católica.
El Partido Popular a nivel nacional ha tenido que esforzarse en explicar la posición de su alcaldesa, necesitada del apoyo del único concejal de Vox del consistorio para aprobar los presupuestos municipales. Desde la calle Génova o desde localidades costeras, los dirigentes populares han tenido que hacer frente a esta postura y remarcar su apuesta por España como un estado “aconfesional”, tal y como lo recoge la Constitución, y el respeto a la “libertad de culto”. Aunque sin criticar la moción que impedía a los ciudadanos islámicos de la localidad murciana usar -como hasta ahora- el polideportivo para actos religiosos. Otra vez, Vox resituando al PP.
El Gobierno y el PSOE optaron porque hacer “frente a la deriva extremista de PP-Vox”, hasta el punto de que impugnó el acuerdo y se dio un mes al Ayuntamiento para rectificar antes e ir a los tribunales. No será el último episodio de este pulso político.
Todo este asunto situó a Abacal y a los suyos en los titulares. El líder de Vox -el partido que más ha subido en estimación de voto desde las elecciones generales de 2023 y cada vez va asentándose más en el voto obrero- lanzaba también su particular cruzada con la Iglesia a cuenta de la inmigración.
Tras el respaldo de la Conferencia Episcopal a la comunidad islámica y la defensa del derecho a la libertad religiosa, Abacal arremetió contra la jerarquía eclesiástica acusándola de plegarse por los “ingresos públicos que obtiene la Iglesia”. Lejos de alimentar la polémica y evitando caer en “provocaciones” que le hicieran el “juego político” a Vox, los obispos guardaron silencio. Silencio comunado, pero no individual. Porque el arzobispo de Tarragona dejó bien claro que “la xenofobia está absolutamente fuera de lugar en el catolicismo” y que la postura de Vox “es completamente contraria a la de la Iglesia”. Y el cardenal y arzobispo de Madrid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal afirmó que «estamos asistiendo al dibujo de un nuevo rostro de la sociedad española. Eso, lejos de ser un problema, es un reto por desplegar pues son personas las que llegan, y cada una es un valor para la sociedad». José Cobo ahondó en que «la migración siempre trae consigo retos que deben afrontarse con una visión de Estado, sin improvisaciones ni medidas emotivistas que contradigan los principios éticos en que debe basarse toda política».
Estas cuestiones quedaron relegadas una vez que el fuego irrumpió en los bosques españoles y prendió la crispación política en redes sociales. Las formas del ministro Óscar Puente de afear al presidente de Castilla y León que estuvieses a cientos de kilómetros de su tierra cuando la provincia de León sumaba hectáreas quemadas, brindó al Partido Popular la forma para recuperar iniciativa política y separarse de Jumilla.
Alberto Núñez Feijóo abrió la veda y el PP se lanzó al acechó de un Puente que no ha cesado en sus críticas a la gestión de los presidentes autonómicos populares. Especialmente con el “desaparecido” Juanma Moreno y con su paisano Mañueco, quien interrumpió sus vacaciones en Cádiz para ponerse al frente de la gestión política en Castilla y León.
La ofensiva del PP de responsabilizar al Gobierno de falta de medios para combatir los incendios que están asolando el país estos días ha llevado a Feijóo a pedir el despliegue del Ejército, más allá de los efectivos militares de la UME ya presentes. Sobre las presencias y, principalmente, ausencias en los lugares que se estaban quemando ha versado esta semana, lejos del debate necesario de las medidas para la prevención todo el año de los bosques y el cuidado de los pueblos para que combatir la despoblación.
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