Un hallazgo fortuito en Cáceres desentierra un tesoro funerario de oro con origen oriental y 2.700 años de historia

El Tesoro de Aliseda, encontrado hace más de un
siglo en la localidad cacereña, continúa
fascinando a arqueólogos e historiadores por su riqueza, su
complejidad técnica y sus conexiones con culturas del Mediterráneo
oriental. Se trata de un antiguo ajuar funerario tartésico,
compuesto por 285 piezas o fragmentos de oro, muchas
de ellas decoradas con piedras semipreciosas y elaboradas con
técnicas como el granulado, la filigrana o la soldadura.

Un tesoro con sello tartésico… ¿y fabricación fenicia?

El hallazgo, en 1920, fue totalmente fortuito. Tras descubrirlo,
sus descubridores intentaron vender las piezas de manera
ilegal
, pero la operación fue frustrada y el conjunto fue
finalmente incautado y trasladado al Museo Arqueológico
Nacional de Madrid
, donde permanece desde entonces como una
de las joyas más destacadas de la colección (número de inventario
586).

Este tesoro, datado en el siglo VII a.C., se
vincula con la cultura tartésica, uno de los
pueblos más poderosos del sur peninsular durante la Edad del Hierro.
Sin embargo, recientes investigaciones apuntan a que muchas de sus
piezas podrían haber sido fabricadas en talleres fenicios
o incluso peninsulares influenciados por estos colonizadores, que
llegaron desde el actual Líbano atraídos por las riquezas minerales
de la península.

Joyas de una élite desconocida

El tesoro, que probablemente perteneció a una pareja
aristocrática
, incluye piezas que sugieren su uso en un
contexto funerario. Entre los objetos más
representativos se encuentra un collar de oro con 11
colgantes, bolas, elementos fusiformes y amuletos con forma de
halcón, serpiente o luna creciente, todos con un
diseño minucioso y simbólico.

PRISMA ARCHIVO

También destaca una diadema femenina formada por
una lámina de plaquetas cuadradas con rosetas, festones y cadenas.
Aunque la mayoría de sus piedras decorativas se han perdido,
conserva una turquesa y detalles ornamentales
realizados con granulado vegetal. Sus extremos triangulares remiten a
un diseño netamente tartésico, considerado un
antecedente de las diademas ibéricas posteriores.

DIADEMA

ruelleruelle

Otros objetos presentes en el conjunto son un brasero,
un vaso de plata, un espejo de bronce
y una jarra de vidrio decorada con jeroglíficos, lo
que refuerza la idea de una intensa red de intercambios comerciales y
culturales entre Tartessos y los pueblos mediterráneos orientales,
especialmente los fenicios.

Un legado de poder, simbolismo y misterio

La riqueza y variedad del tesoro ha generado múltiples teorías
sobre su origen y propósito. Algunos expertos creen que fue una
ofrenda ritual o funeraria, otros lo relacionan con
el estatus social de sus propietarios, dada la
exquisitez y rareza de las piezas. Lo cierto es que representa una
fusión cultural: mientras el diseño y la técnica remiten al
Mediterráneo oriental, su simbolismo y estilo están profundamente
enraizados en el contexto indígena del suroeste peninsular.

Hoy, el Tesoro de Aliseda sigue siendo una
ventana única a un pasado lejano en el que el lujo, la
espiritualidad y el comercio
se entrelazaban en las élites
de la protohistoria ibérica. Su hallazgo fortuito marcó un antes y
un después en la comprensión de la cultura tartésica y su conexión
con el mundo antiguo.

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