Marta León, ingeniera química y experta en salud hormonal y alimentación, ha publicado ‘El equilibrio perfecto. Cuida tus hormonas desde tu microbiota’, el primer libro que en España aborda la relación entre las hormonas y la microbiota, los miles de microorganismos que viven en el cuerpo humano, que antes se denominaban «flora intestinal» y que cada vez más estudios científicos relacionan con múltiples procesos vitales y enfermedades.
-¿Qué papel juega la microbiota en la salud hormonal femenina?
-En los últimos años, hemos descubierto que la microbiota no solo influye en la salud digestiva, sino también en la salud hormonal. En el intestino hay un equipo de élite, llamado estroboloma, que dentro de la microbiota se encarga del reciclaje, reutilización y eliminación de estrógenos. Si faltan hormonas, las recicla y, si hace falta eliminarlas, lo hace con eficacia. Para nuestro bienestar hormonal, que el estroboloma funcione perfectamente es clave.
-¿Qué relación tiene la microbiota particularmente con el ciclo menstrual?
-Lo que hemos observado es que la microbiota es sensible a las fluctuaciones de las hormonas femeninas. Algunas especies de la microbiota, cuando hay un ascenso hormonal, sobrecrecen. Y con descenso hormonal disminuyen. Eso hace que, por ejemplo, nos encontremos a veces más hinchadas en un momento del ciclo u otro. En ocasiones, cuando nuestra microbiota no está bien, puede ser un factor más del dolor de regla. Cuando nuestro estroboloma no funciona bien, no es eficiente eliminando estrógenos y podemos tener una situación de exceso, dolor, miomas o endometriosis.
«Hay bacterias que acompañan a los espermatozoides hasta el óvulo, si no hay un buen equilibrio de nuestra microbiota, esto no sucederá de la mejor manera
-¿Cómo incluye en la fertilidad?
-En este caso, influye muchísimo la microbiota vaginal. Si no está equilibrada, dificulta mucho la entrada de espermatozoides. Además, como deben atravesar el útero y las trompas, si no hay un PH, una acidez y una lubricación determinada, que depende mucho de las bacterias muconutritivas, va a ser difícil que el embarazo se produzca. Hay bacterias que acompañan a los espermatozoides hasta el óvulo: si no hay buen equilibrio de nuestra microbiota, tampoco sucederá de la mejor manera. La microbiota también es importante en el embarazo, sobre todo en el parto.
-¿Y en la menopausia?
-Como la microbiota es sensible a las fluctuaciones hormonales y en menopausia bajan los niveles de estrógenos y progesterona, desciende también la población de ciertas bacterias. Eso hace que el PH de la vagina cambie y haya más sequedad. Además, hay mujeres que, de pronto, también empiezan a tener estreñimiento o intolerancias alimentarias: con el cambio hormonal las bacterias tienen que adaptarse.
La microbiota puede estar detrás de muchos síntomas de menopausia o de reglas abundantes o con mucho dolor
-¿Cómo podemos saber si nuestra microbiota está o no alterada?
-La primera señal son problemas digestivos: cuando hay heces muy duras o muy sueltas. Son una gran pista. También cuando, de pronto, no sientan bien algunos alimentos y se sufren ardores o digestiones pesadas. Cuando se está muy cansada y después de comer entra un sopor inexplicable, puede ser por muchos motivos, pero quizá nuestra microbiota no puede gestionar la digestión y necesita disminuir la actividad. También si se sufren muchos síntomas de menopausia o reglas abundantes o con mucho dolor, uno de los motivos puede ser que la microbiota no está bien.
-¿Otro síntoma es la inflamación?
-Sí, porque la microbiota tiene cierto efecto en la resolución de la inflamación. Cuando hay mucho dolor menstrual es porque nuestro cuerpo no está siendo eficiente en la resolución de la inflamación y la microbiota alterada puede ser uno de los motivos. Y un abdomen inflamado, las malas digestiones, un edema constante, retenciones de líquidos, dolor articular… Todo esto nos indica que la microbiota no está bien.
Hay que masticar muy bien porque la microbiota recibe el alimento y, si le damos trozos, muy grandes, sufre
-¿Y cómo se puede curar una microbiota alterada?
-La vía más rápida es la alimentación. Para empezar, hay que masticar muy bien porque la microbiota recibe el alimento y, si le damos trozos muy grandes, sufre. Y hay que comer de forma variada, porque sabemos que la microbiota se aburre si siempre ingiere lo mismo. Hay que tomar productos de temporada, diferentes tipos de verduras, frutas, cereales, pescados, carnes… Los alimentos fermentados, como kéfir, yogur o kombucha, son importantísimos. También el pescado: la dieta pesco-mediterránea. Un día más de pescado a la semana es un ibuprofeno menos cuando tenemos la regla. Es enormemente antiinflamatorio y regulador de nuestra salud hormonal y de la resolución de la inflamación.
Marta León, ingeniera química especializada en alimentación y salud hormonal / RICARD CUGAT / EPC
-¿Es aconsejables tomar los probióticos de farmacia?
-Sí, son muy útiles, pero como hay muchas marcas y formulaciones diferentes, es difícil que sin el consejo de un profesional acertemos. Es probable que compremos uno y nos siente mal, por lo que es mejor cuidar la microbiota con la alimentación. Pero la terapia probiotica es súper vanguardista y está teniendo éxitos increíbles en muchos campos: en salud digestiva, salud menstrual, en menopausia, en fertilidad, para mejorar la salud vaginal y la microbiota del semen e, incluso, en salud mental. Hay psiquiatras que están trabajando con terapia probiótica para acompañar sus tratamientos.
El intestino es la farmacia del cuerpo; es capaz de fabricar neurotrasmisores que contribuyen a cambios en el estado de ánimo
-Ahora que menciona la salud mental, ¿qué impacto tiene la microbiota en las emociones?
-Muchísima, porque ahora sabemos que existe un eje intestino-cerebro. El intestino es la farmacia del cuerpo y es capaz de fabricar neurotransmisores que contribuyen a cambios en el apetito, el estado de ánimo, la capacidad para ser productivos, el nivel de energía. Necesitamos mantener la salud intestinal para tener una salud emocional.
-¿Y cómo influyen las hormonas en las emociones?
-De varias maneras. Por ejemplo, a lo largo del ciclo menstrual, cuando los estrógenos están elevados, me siento más confiada y optimista. Y en los momentos de descenso hormonal, en la fase premenstrual, me siento más irascible, triste, sensible al estrés o con ansiedad. Nuestras hormonas influyen en la producción de neurotransmisores que nos llevan a un estado de ánimo u otro.
Hay muchas mujeres a las que se le detiene la regla por niveles elevados de estrés
-Y al revés: ¿cómo influyen nuestras emociones y la salud mental en la microbiota?
-De varias maneras. Por ejemplo: cuando estamos estresados durante mucho tiempo, algún común hoy en día, nuestra microbiota se resiente y se acaba alterando la proliferación de ciertas bacterias ‘buenas’ que ayudan a resolver la inflamación y a la producción de neurotransmisores. Esto puede provocar que, a la larga, nos encontremos más inflamados y tengamos reglas más dolorosas e incluso alteraciones de ciclo. Los niveles muy elevados de estrés pueden llevarnos a que la regla se nos descuadre, se retrase o adelante o incluso a que no menstruemos. Hay muchas chicas, y yo lo veo en consulta, a las que se les detiene la regla por niveles elevados de estrés.
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