«Era una muerte anunciada, dejan arder el rural»

En Manzaneda, Suso, ganadero y presidente de la comunidad de montes que alcanza hasta la estación de montaña, hace balance de lo perdido con el paso de los fuegos que asolan en sur y el sureste de la provincia. Lo hace con un tono mezcla de resignación y rabia contenida. «Aquí no quedó nada. Lo que digan los políticos de 4.000 u 8.000 hectáreas no sé de qué sumas salen. Ardieron decenas de miles. Entre los fuegos de Trives, Maceda, Manzaneda, Chandrexa, Vilariño… igual solo en esta zona van 30.000 hectáreas y habría que sumar aún las pérdidas de Verín y A Gudiña. Nada, no queda nada. La oscuridad. Solo se ve negro».

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