La cámara Mastcam-Z del rover Perseverance de la NASA captó el pasado 5 de agosto una roca en la superficie de Marte cuyo contorno y textura recuerdan a un «yelmo» o casco medieval: un pico en la parte superior y una superficie punteada, que le brindan un aspecto erosionado y que parece forjado por el tiempo.
El objeto, que el equipo científico de la agencia espacial estadounidense ha denominado “Horneflya”, tiene una composición y un patrón superficial que atraen la atención de los investigadores en ciencias Planetarias, más allá de la coincidencia visual.
Según David Agle, portavoz del equipo de Perseverance en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, la roca está formada casi en su totalidad por pequeñas esferas, que le confieren esa textura nodular tan llamativa, según informa Space.com.
Las esferas son la clave del enigma. En varias rocas marcianas ya estudiadas, fenómenos similares se han interpretado como el resultado de procesos en los que el agua subterránea, rica en minerales, circuló por los poros de sedimentos y «modeló» formas esféricas al enfriarse o evaporarse.
La clave no es la semejanza
A pesar de esto, no existe consenso completo: en algunos casos intervienen procesos volcánicos o químicos que imitan esas formas. El equipo de Perseverance espera analizar más material y obtener datos que permitan discriminar entre cada una de las hipótesis, según indica Daily Galaxy.
La comparación con un casco medieval holandés o «yelmo» se relaciona con un sesgo humano conocido como pareidolia: la tendencia del cerebro a reconocer patrones familiares, como por ejemplo caras u objetos, en estructuras aleatorias. Sin embargo, es clara la semejanza entre ambas estructuras.
Marte es un catálogo recurrente de pareidolias visuales: desde meteoritos en forma de rosquilla hasta piedras que evocan frutas o perfiles humanos. Los científicos remarcan que estas semejanzas son accidentales y que el interés real reside en aquello que la roca revela sobre la historia ambiental del planeta.
Desvelando el pasado marciano
Perseverance, que explora actualmente el borde norte del cráter Jezero, ha superado etapas difíciles para acercarse a este tipo de formaciones: sus cámaras de alta resolución permiten identificar objetivos curiosos desde la distancia y priorizar análisis in situ.
El rover empleó Mastcam-Z, un par de cámaras estereoscópicas con capacidad de zoom, que permiten planificar las inspecciones a cada área de interés científico. El vehículo continúa su ascenso en la cresta conocida como Lookout Hill, donde buscará más rocas inusuales y muestras que ayuden a desentrañar el pasado ambiental del planeta.
Cada hallazgo, por trivial que parezca, ayuda a reconstruir la historia del Planeta Rojo: hacen posible descubrir como la acción del agua, del viento o la actividad interna diseñaron un paisaje, que hoy se conserva como testigo de miles de millones de años de historia planetaria.