Calor, calima, viento, lluvia y truenos. Ayer, tanto la playa de San Agustín como Playa del Inglés se convirtieron, sin lugar a dudas, en la pesadilla de los bañistas que se desplazaron hacia el lugar para pasar un agradable comienzo del puente de la Asunción. Un manto de espesa calima y un termómetro que no bajó de 31 grados durante las horas del mediodía azotaron a los turistas y vecinos de la zona que, sorprendidos por las atípicas condiciones meteorológicas, no sabían muy bien qué hacer. Horas después, una inesperada tromba de agua, acompañada de truenos y viento, puso la guinda final a un «horroroso» día en la costa de San Bartolomé de Tirajana.
José Antonio Rodríguez es de Ingenio y se desplazó hasta el sur en busca de buen tiempo y desconexión. Eligió como destino San Agustín porque es una playa que le gusta mucho para ir con los más pequeños. «No me esperaba este tiempo, pero igualmente hace calor», explica. Rodeado de su familia, una buena comilona y risas, se enfrenta a un día de playa más raro de lo habitual. «Aquí siempre suele hacer buen tiempo, de verdad», asegura.
Calima en Playa del Inglés (15/08/25) / Andrés Cruz / LPR
«Nos vamos porque esto es insoportable», explica Alexander Caballero. En Playa del Inglés la situación era idéntica e incluso con más viento que en San Agustín. «Ayer vino mi amiga y hacía un día estupendo, pero hoy no se puede estar», lamenta. Es de la capital y, ya que se ha desplazado tantos kilómetros para disfrutar del comienzo del puente, quizás haga una pequeña ruta por las playas de la zona en busca de alguna en la que haga, al menos, menos viento. «Pero eso sí, primero voy a comer algo», insiste.
María Marrero es de Madrid y, aunque suele veranear todos los años en la Isla, no recuerda haber visto algo similar. «Siempre en esta playa hace buen tiempo y es la primera vez que la veo así», subraya. Está acostumbrada al calor de su ciudad natal en esta época del año y, aunque el sol estaba totalmente opacado por la calima y el termómetro superaba los 30 grados, ese calor no era suficiente para ella. «Es que con este viento me da hasta frío», critica.
Orlando Sánchez y Óliver Perera madrugaron para llenar las neveras de la playa y encontrar aparcamiento en la zona. «No tengo claro cuánto tiempo estaremos aquí», destaca. Aunque tienen suministros para aguantar en la playa por lo menos una semana, el tiempo no está como ellos esperaban. «Y eso que vengo siempre y es mi playa favorita, imagínate», machaca. Con la sombrilla cerrada y sin ganas de bañarse en el mar, esperan a que algún rayo de sol salga y que, además, el viento deje de soplar con tanta fuerza. Para la calima, no hay remedio y, para la tormenta que iba a llegar unas horas más tarde, tampoco.
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