Tras leer un emotivo comunicado en el que agradeció a Diego Baeza y Lalo Rergis por la oportunidad de entrenar al Avilés, Javi Rozada explicó las razones de su salida del Avilés. También dio las gracias a sus futbolistas y cuerpo técnico. Y, en especial, a la afición del Avilés que disfrutó con el ovetense del ascenso a Primera Federación. “Sobre todo dar la gracia a la gente de Avilées, que me ofreció su apoyo en los momentos difíciles, que también los hubo, y ojalá se hayan sentido recompensados con mi trabajo”. A continuación se sometió Rozada a las preguntas de los periodistas.
La marcha. “Cuando te despiden de esta manera solo puedo irme con la cabeza arriba. Hacer historia en el Avilés es algo que me llevo para toda la vida”.
Emoción. “Fueron 14 meses muy intensos, con emociones, han pasado muchas cosas en poco tiempo. Cuando lo das todo, pones lo mejor, cuando te vas lo haces emocionado”.
La salida. “No es una pregunta para mí. El otro día, en la Feria de Muestras, se vio una escena surrealista,. Hicimos un entrenamiento espectacular, al acabar fuimos a la Feria. 4 años se lleva haciendo y nunca se adelantó la hora del entrenamiento. Nunca. Creo que fallaron los canales de comunicación, a mí me avisa el segundo entrenador de esa cita. Yo llego a la una y cuarto, los jugadores llegan a continuación y se demora. Baeza me da una reprimenda, le pido disculpas, asumo la culpa. También el director general me lo dice. Y después de la foto, me viene el director general, tuve un intercambio de palabras y también con Baeza, y ahí sí hay un intercambio fuerte de palabras. No hubo faltas de respeto. Se sabe una parte, no quiero hablar de la otra porque está mi abogado en ello. No es algo grave, sino algo que pasa todos los días en todas las empresas. Toda la relación fue profesional con Baeza, nunca fue personal, no por mi parte. A veces discutimos y buscábamos puntos en común. Nunca hubo problemas personales por mi parte, no sé por él”.
Arrepentirse. “Seguramente de lo que sucedió en al Copa federación, miré por mí y por el equipo más que por el club y las formas no fueron adecuadas”.
Tensión con el club. “No creo que hubiera sido mejor acabar tras el ascenso. Como en los matrimonios, como la vida laboral… Si no hay faltas de respeto, se puede discutir si tienes diferentes puntos de vista. Tengo la conciencia tranquila, soy pasional y me vuelco. No veía motivos para separar los caminos”.
El momento del despido. “La situación normal era seguir. El equipo está hecho, el staff están a muerte con los jugadores, también el secretario técnico y el director deportivo. No tiene justificación mi despido. Me toca vivir como entrenador. Hay un jefe y tomas las decisiones. Quiero pensar que pone al Avilés por encima de todo”.
Relación desgastada. “Yo no lo percibía. Sí que a veces, por ejemplo el año pasado, hubo episodios que no entraré en detalles que sí me desgastaron, pero siempre he luchado por el club, jugadores y por conseguir lo máximo. No veía desgaste. Lo del año pasado, esas discusiones pueden hacer mella. Yo no soy rencoroso, me centraba en la competición. La pretemporada ha sido espectacular”.
Relación con Miguel Linares. “Es buena, relación profesional, que fue cogiendo forma. Con cariño. Creo que ha sido muy buena. Los dos confiamos en el otro, también con Antonio Cruz”.
A las puertas de una oportunidad bonita. “No he hecho nada para no tener esa oportunidad. Tengo la conciencia tranquila. No siento que haya perdido la oportunidad, porque no depende de mí. Tengo que estar preparado para lo que venga. Estoy dolido, confiaba a muerte en este equipo, creo que hubiéramos hecho una temporada muy buena”.
¿Ayudó al club más allá de entrenar? “Sí, pero no voy a entrar en detalles, eso es un tema privado. Me duele que en una conversación privada se sacó de contexto y no haré lo mismo. Lo que haya hecho en privado lo sabemos los implicados, Diego y yo”.
El vestuario. “Lo más duro fue comunicárselo a los jugadores. Me piden que vaya a entrenar después de comunicarme el despido. Les digo a la plantilla que estoy despedido, que es el último entrenamiento. Fue duro. El entrenamiento fue un esperpento, hubo que pararlo. Fue Baeza, el único entrenamiento al que fue, nunca había ido antes. Sé que los jugadores fueron a hablar con él, pero no había marcha atrás”.
Despido. “No son causas extradeportivas: porque los despidos suelen ser disciplinarios o deportivos. Y aquí no hay razones que justifiquen mi despido. No hay argumentos de peso para que me echen. ¿Las causas? Un encontronazo en la Feria de Muestras, que Baeza se lo llevó al nivel personal. Creo que sería eso: eso desencadena una serie de reuniones que ninguna parte logra reconducir. No hubo faltas de respeto”.
A nivel personal. “Han sido días duros. Con todo lo que se hizo en el Avilés… Recibes muchos mensajes. La gente me animó, no solo a jugadores que me escriben, gente del club, y del fútbol. Considera que hice un trabajo muy bueno”.
Futuro. “Este año voy a entrenar. Hay que ver oportunidades. Tengo un gran staff y me quiero aprovechar. Miguel Méndez es un gran profesional, ha sido muy importante. Me ha ayudado en todo. Vamos a intentar asumir otro reto”.
Denuncia. “Están mis abogados con el tema del contrato, no me he preocupado de ello”.